ULTIMANDO LA EXPOSICIÓN DE RAFAEL RUIZ ARJONA: PIEDRAS DE HISTORIA, IMÁGENES DE LA MEMORIA

La Almedina de Baena, la zona más antigua de la que fuera villa, no ha dejado de transformarse, convirtiéndose en un espacio que invita al visitante a recorrer sus calles y disfrutar de la tranquilidad y la monumentalidad de algunos de sus edificios, pero también de un urbanismo que conserva la estructura de hace muchos siglos. Las fotografías de Rafael Ruiz Arjona (Baena, 1936) nos descubren un espacio que se ha visto afectado por importantes modificaciones, aunque ese encanto que captó el heredero de una de las sagas de fotógrafos más importantes de la provincia aún pervive. A través de una selección de lo que fue un proyecto integrado por más de 60 imágenes nos reencontramos con la arquitectura popular de la vetusta Baena, el esplendor de algunos de sus monumentos o la huella dejada por el paso del tiempo. El valor de la exposición radica no sólo en la calidad de las fotografías, sino en que muchas son retazos de nuestra historia ya desaparecidos que podemos recuperar a través de ellas.

Después de más de tres décadas del proyecto inicial, Rafael Ruiz Arjona expone aquellas visiones positivadas de las que no guarda ya los clichés, convirtiéndose en originales únicos de gran valor. Hace 36 años, Rafael quiso hacer una exposición para mostrar en las escuelas, junto a pequeños textos explicativos, la historia de este barrio árabe. La Almedina se convertía en un libro en piedra del que se deducía su glorioso pasado. Para documentarlas se perdió entre muchos legajos y textos antiguos en los archivos, apareciendo entonces una amplia documentación que, si bien paralizó el proyecto que ahora culmina, le llevó a escribir su libro Baena, testimonio de su historia (1986). Era el comienzo del historiador.

Como asegura, “a la Almedina de Baena le sobran razones para ser cuidada”, pese a que ha atravesado décadas de abandono que se han ido superando con el paso de diferentes corporaciones municipales. Aquellas fotos mostraban decadencia, enviaban un mensaje a través de sus piedras, eran un grito que demandaba cal y arena para que la pobreza no se convirtiera en destrucción definitiva. El ejemplo podía ser Santa María la Mayor, cuya observación provocaba una verdadera “punzada de dolor”. Piedras de historia, imágenes de la memoria que finalmente se reinterpretaron y volvieron a integrarse con los baenenses.

GRUPO CULTURAL AMADOR DE LOS RÍOS

Rafael Ruiz

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