PRESENTACIÓN EN CÓRDOBA DE LA NOVELA: ‘Barminán, las hogueras del inquisidor Lucero’,

HOY SE PRESENTA EL LIBRO DE NUESTRO AMIGO JUAN NAVEROS EN CÓRDOBA

Querido amigo, por la presente invitación te hago partícipe de la presentación en Córdoba de mi novela ‘Barminán, las hogueras del inquisidor Lucero’, con el deseo de que no sólo me honres con tu presencia, sino que lo hagas extensivo a cuantas personas creas conveniente.

Un fuerte abrazo. Juan Naveros.

EL ACTO TENDRÁ LUGAR EN LA BIBLIOTECA VIVA DE AL ANDALUS A PARTIR DE LAS 19.00 HORAS.

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NO FUI AL DESTIERRO

Por José Javier Rodríguez Alcaide

(Dedicado a Manuel Albendin Pedrajas)

Cuando era niño
uno de mis amigos organizaba
un cisco,
pendenciero.
Alborotaba en el recreo
hasta crear un tiberio.
Otros, al salir de clase,
con tizón pintarrajeaban
la pared del colegio.
Al rato, paz y sosiego.

A Córdoba marché en la Alsina.
Baena quedo en silencio.
¿A dónde voy? Pregunté.
A Córdoba, dijo mi padre
a «aprender del brillo de los luceros».
Dejé a Baena muy triste
pero sonriendo.

Verdor dulce del Marbella.
Cuando a él yo regreso
las huertas están durmiendo.
Subo por el sendero
hasta llegar a mi casa,
junto a la de Pablo,
el barbero.

A Baena he vuelto
después de un largo faltar.
Mi casa perdió su faz.
¡Plaza Vieja está en silencio!
¡Yo no vuelvo del destierro!

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BAENA

Por José Javier Rodríguez Alcaide

Baena significa mucho para mí. Yo vine al mundo gracias a Baena porque mis padres allí se conocieron recién ganadas sus plazas como maestros de escuela.

El signo de Baena, su Crismón, está en mí de modo indeleble. Es algo más que doce años de mi infancia cerca de Plaza Vieja. Es algo más que San Francisco y San Bartolomé y que el arroyo Marbella. Es Santa María la Mayor, Madre de Dios y la Al medina, símbolos de lo que mi pueblo fue en la Edad Media. También el Cancionero de Juan Alfonso, cercano a un Rey y capaz de compilar tan bellos poemas. Y los misereres en Cuaresma, vestigio de una sociedad compungida y pecadora.

Al fin siempre vuelvo a la campana triste de San Bartolomé cuando en mi niñez tocaba a muerto y al camino de los molinos que funcionaban aguas abajo del Marbella.

Otra vez aparece el tono morado y el valor de los hermanos de andas del Nazareno, resonancia cristiana que sonará en mi mente mientras esté en la tierra.

Importante para mí haber estado en el Juan Alfonso de Baena, junto al Parque y subir en los caballitos de madera durante el jubileo de agosto en plaza vieja.

Haber olido el polvo de las eras y el untuoso olor de la torcida humeante y mojada en aceite de oliva desde el candil cuando se iba la luz en mi casa de Baena.

Todo eso es para mí sacramental.

Todo eso es Baena.

Fotografía: Interior de la iglesia de San Bartolomé antes de su última restauración.

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