RECONOCIMIENTO POR TORREPAREDONES

La Asociación Provincial de Museos ha concedido al Ayuntamiento de Baena la insignia de oro por la valorización del parque arqueológico de Torreparedones. La asociación destaca el trabajo que el Ayuntamiento realiza en el yacimiento, que se ha convertido en uno de los grandes atractivos turísticos del sur de Córdoba y que está aportando importantes descubrimientos arqueológicos.

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EXPOSICIÓN DE RAFAEL RUIZ ARJONA

El Grupo Cultural Amador de los Ríos está preparando su próxima exposición, prevista para el mes de septiembre. En esta ocasión se presentará un interesante trabajo fotográfico del historiador baenense Rafael Ruiz Arjona. La asociación presentará más de 40 imágenes históricas sobre la Almedina y el casco histórico de Baena. El valor de la muestra radica, no sólo en la calidad de las fotografías, sino en que muchas de ellas son trozos de nuestra historia ya desaparecidos. Como muestra os incluimos una de las imágenes de Rafael Ruiz, miembro de una de las familias de fotógrafos con mayor trayectoria de Córdoba. En la organización colaborará también la Asociación Fotográfica Baenense (Afoba).

Expos R Ruiz Arjona

RELATO DE RODRÍGUEZ ALCAIDE

Nuevo relato de José Javier Rodríguez Alcaide en el que recuerda sus vivencias en Baena. Lo ilustramos con un magnífico cuadro de Paco Ariza, titulado «La cabra», presentado en una de sus últimas exposiciones celebradas en Córdoba.

MIGUEL, EL CABRERO
Tenía la cabreriza a la entrada de Plaza Vieja, que se inclinaba en pendiente hacia los techos de San Francisco. Temprano, en el redil, en los límites de mi casa, Miguel empezaba a ordeñar. Él sujetaba la cabra por el hocico para inmovilizarla ante el cabrito que quería mamar. Yo oía la berrea de las cabras, nerviosas para salir a las veredas de las cunetas. Todos los días, mi amigo, llevaba la cabra deshijada a su padre, el ordeñador, quien, más mudo que una noche oscura de invierno, exprimía de sus ubres hinchadas y turgentes leche caliente, que brotaba a chorros y caía espumosa dentro del jarro y que luego yo bebía para desayunar. Siempre le acompañaba un perro que se acomodaba con el hocico sobre el empedrado. Cada mañana, mi amigo Miguel, ayudaba a ordeñar la cabra, que me daba leche para desayunar. Después de vender la leche a los vecinos, a eso de las doce y media, cuando la escuela terminaba para ir cada uno a almorzar, el rebaño de Miguel salía alegre hacia las tierras ocres de cereal.
Con el rebaño y Miguel fui un día a una gran era, que rebosaba de gavillas, a contemplar un círculo de mulos patear las garbas para desgranar; siempre los cascos metidos en la parva, polvorienta y tortuosa. ¡Qué montañas de espigas destrozadas; luego se iban a trillar! El trillo hacía saltar torbellinos de mieses y las raspas de las espigas volaban a los hocicos de los mulos al trillar. Me impresionó su hocicos espumeantes y babosos y el remolino de viento que ayudaba a aventar.
Tengo en mi memoria a Miguel y a su rebaño, cercano a la era en una vereda de un arroyo; a la empedrada era, al aventador, las fajinas, los mulos, el trillo, la parva, la paja volando hasta su adecuado lugar.
Volvimos, Miguel y yo, a la caída de la tarde más ligeros que las cabras, franqueando de un salto los caminos bajos y llevando la fragancia del trigo recién trillado en las fosas de nuestra nariz. Curiosamente en las huertas, detrás de los mulos, había hortelanos encorvados hacia el romano arado para uniformizar los masacotes de terrones. Ya ha terminado la siega y la trilla y ya no se veían las rubias mieses sino los ocres campos que cuarenta años más tarde magistralmente pintara mi amigo Paquito Ariza. Ya no subían segadores los sábados al pueblo pero sí bajaban los puercos del Concejo a los espigaderos. Ya no había oro sobre los campos de Baena ni gavillas que llevar a la era. Las gavillas desaparecían y en su lugar la paja formaba un almiar, recubierto de matas ramosas o de retamas de los arroyos cercanos a las besanas del lugar.
Al volver, siempre recordaré los vapores ligeros y húmedos del río Marbella y a las cabras como un enjambre siguiendo a Miguel, como si fuera su reina, que enfilaban al atardecer hacia la cabreriza. Joven Miguel, capitán del rebaño, tanto si el sol abrasa como si muge el cierzo, siempre con sus cabras sale el primero después del ordeño.
Ese día lo recuerdo perfectamente porque al atardecer empezó tumultuosamente una tormenta seca de verano, que tan frecuentes eran en los agosto-septiembre de mi niñez. Me encerré en mi casa, mi madre cerró ventanas y postigos, y en silencio esperamos que dejara de tronar.

La cabra

POEMA A VALVERDE Y PERALES (1948)

La revista de feria que se publicaba en Baena recogía interesantes trabajos. Con motivo de la conmemoración del centenario del nacimiento del historiador Francisco Valverde y Perales (1848-1913), los baenenses quisieron rendirle homenaje a su historiador más importante. Hay pocos poemas localizados dedicados a Valverde y Perales, aunque hemos podido encontrar el que escribió Manuel Piernagorda al ilustre baenense, El soneto dice así:

 De amor patrio henchido y embriagado

un pecho noble, valiente y decidido,

en brazos de su afán va conducido

al espacio sin fin de lo ignorado.

El timón es su fe, timón sagrado

ante ningún obstáculo vencido;

en alas del saber ha conseguido

el premio del laurel privilegiado.

Mente fecunda, cual tierra en que viviste;

corona de jazmín y de azucena

hoy te entreteje el pueblo en que naciste.

Y ante tu tumba, de recuerdos llena,

el honor que vivo y muerto mereciste

te lo rinde de hinojos tu Baena.

Precisamente, con motivo del centenario del nacimiento se celebró un concurso literario en el Coliseo Baena el 1 de octubre de 1948.

Poema a Valverde y  Perales

RELATO DE JOSÉ JAVIER RODRÍGUEZ ALCAIDE

Hoy cumplo 75 años de edad. A esta edad todavía se puede divisar en la lejanía una tierra exuberante de verdor, unos despachos embellecidos por mi trabajo, unos datos que proclamarán la utilidad de mi esfuerzo. No podré levantar una pirámide, ni una nueva torre, pero sí un romántico castillo en el que pasar los días que me queden; un castillo construido y forjado en ideas, visiones y ensueños.
A mis setenta y cinco años puedo contar algunas historias como hace cualquier abuelo a sus nietos, pero en ninguna de estas historias deambulaban fantasmas que generen pesadillas. La vida es larga y hay que bailarla con cuidado procurando no pisar con las suelas de nuestros zapatos ningún corazón humano. He pasado esta vida con arrepentimientos pero sin remordimientos porque creo no haber pretendido hacer mal a alguien. También la he pasado con agradecimientos a Dios por no haber fallecido en un accidente de carretera y en otro de ferrocarril; por no haber tenido miedo ni temblado la tarde-noche del 23 de febrero de 1981. Agradezco al Señor el que pensamientos abrumadores no invadieran mi cerebro en ese fatídico día del golpe de Estado, pensando en una marcha fúnebre.
Ayer cumplí cuarenta y cinco años de matrimonio con Maribel. Esa vida, sonata pasional, polca alegre, pasodoble juncal, bolero melancólico y canción popular ha pasado vertiginosamente. Hemos pasado, ella y yo, por el quirófano. Ella no solo para parir dos hijos y yo para poder seguir caminando a pie. Hemos conseguido expulsar el hambre con nuestro trabajo y ella ha dado un aire alegre y jubiloso al hogar. A los sones de su alegre voz bailan juntas en casa, cuando llegan nuestros nietos, la alegría y la actividad culinaria. Yo admiro su vanidad de ser abuela.
A mis setenta y cinco años no tengo que olvidar malos recuerdos ni que dominar miedo alguno. No hay risas burlonas respecto de esta larga vida ni la contradicción entre taberna e iglesia. No tengo quejas que me hagan destrozar el compás de mi vida, que jamás se alimentó de cuentos fantásticos.
Ahora estoy escribiendo, en la cocina de mi casa, cubierto el cielo de nubes amenazadoras sobre la piscina de la comunidad. Solo, con las cortinas corridas y la luz encendida, siento en mis espaldas los estremecimientos de mis años. Miro al recibidor y nadie está oculto acusándome de algo malo que yo haya hecho. He pasado una vida sin miedos pues no me han amedrentado las noches y sus silencios. Nunca he tenido que arrebajarme en la cama y taparme la cabeza con una manta.
No se si llegará el día en que derrame lágrimas de anciano o que mi cabeza se incline sobre mi pecho en muda oración implorando consuelo. Ahora alzo los ojos al cielo en agradecimiento por haber podido mitigar mis dolores lumbares de juventud y madurez. Pido al Señor no entregarme a la desesperación ni al impotente lamento.
Despedí mis setenta y cinco años en la iglesia de San Lorenzo, junto a mi mujer, en los oficios del sábado de Gloria. Fue una vigilia magnífica que finalizó pasadas las diez de la noche. Gallardía de la luz de las velas de quienes llenábamos el templo y fortaleza del agua que da la vida. Luz para la resurrección de mi vida que se agota; agua para vivir esa resurrección. Luz de dos velas que en el Sábado Santo de 2011 habían retornado a casa y que el pasado día 30 volvieron a lucir para entrar en nueva resurrección. Luces, portadas por Maribel y por mí mismo, que esperan un nuevo sábado de vida en 2014. El campanilleo de campanillo del altar mayor fue sonido de buen agüero. Dios no nos ha enviado lobos a nuestra vida conyugal sino el placer de la abnegación. No ha habido infernales cascabeles en nuestra vida y por ese regalo debo dar gracias a Dios.
Creo sinceramente que mi vida no ha sido un bosque desierto; he vivido la felicidad en mi hogar residencia; por eso no debo economizar en salmos de agradecimiento a Dios y a mis amigos y compañeros. Deben mis cantos alabar al Señor por estos años de dicha. Mi corazón se llenó de gozo al contemplar centenas de luminarias que resplandecieron en el oscuro templo de San Lorenzo y se elevaron al cielo. Luces que embellecen y que esparcen resplandores contemplando la resurrección de la vida. No ha habido cuervos anunciando desgracias en mi vida.
Y en este año de 2013, con seis días de anticipación a mi cumpleaños, el Ayuntamiento de Baena me honra con el título de hijo predilecto de ese pueblo que me vio nacer. Ese nombramiento me descubre la belleza del corazón humano y la cortesía nada novelesca y vana. Y la sensibilidad de dos mujeres, María Jesús, alcaldesa de Baena y Amalia portavoz de la oposición. Ese nombramiento, como hijo adoptivo ha hecho mi camino de Córdoba a Baena, llano, sin piedras, sin montañas ni ríos, para llegar a la Almedina bailando y cantando. En este día lluvioso las brumas se han reabsorbido como por arte de magia.
Un día de promesas es este en el que la florecilla de mi nieta vendrá a cantarme su jocoso “cumpleaños feliz”. María, mi nieta, revestida con los fulgores de su hermosura, me anunciará todo lo bueno y bello que me está por venir. Viva, como un rayo; disfrutará del flamenquín y tortilla de patatas que durante dos horas le ha estado preparando con mucho amor su abuela.
Yo, ahora, espero que se cumpla mi sueño: ver tierra de exuberante verdor y tener la perspectiva sana y clara para contemplar mi esfuerzo, agradeciéndoselo a Dios.

JJ R Alc 75 años

LA TUMBA DE VALVERDE Y PERALES

En el mismo suelo. Así deseaba Francisco Valverde y Perales que estuviera su tumba para que todos los que quisieran acceder al patio superior del camposanto tuvieran que pasar por encima de él. Así era el gran historiador baenense. Su familia ha restaurado recientemente su tumba, aunque aún permanece la fecha de fallecimiento del 13 de julio de 1913, cuando en realidad murió el 7 de julio de ese año. Los actos para celebrar este centenario continúan. A las visitas guiadas por la Baena de Valverde y Perales, seguirán este mes de abril cuatro conferencias, que tendrán lugar el día 20, o la lectura ininterrumpida de su ‘Historia de la Villa de Baena’ el día 24, entre otros actos. Ya iremos informando a medida que se vayan acercando estas actividades promovidas por el Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena.

Tumba Valverde Perales

LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN BAENA (II), por Francisco Expósito

En el año 1982 se constituyó Aceites de Oliva Vírgenes de Baena (Abasa) como primera envasadora de la denominación de origen. Integrada por las cooperativas y las sociedades agrarias de transformación de la zona, eligió como primer presidente a José Javier Rodríguez Alcaide. Abasa situó los aceites de la comarca entre los más reconocidos de España. La Casa Real era una habitual consumidora de los vírgenes extra de la denominación, que llegaron a las vitrinas de la mayoría de establecimientos ‘gourmets’ de todo el país. Esa trayectoria sería reconocida en 1989 por la Junta de Andalucía con el premio ‘Galeón’ a la calidad, aunque esa brillante andadura se vio truncada por la competencia que surgió con el registro de nuevas envasadoras y la pérdida de confianza de los accionistas. Eso provocó a finales de 2000 la entrada del grupo Coricelli en Abasa al alquilar sus instalaciones y, posteriormente, culminaría con la adquisición mayoritaria de las acciones por la empresa italiana.
Los cambios en la denominación de origen comenzaron a producirse en 1985 al asumir la presidencia del consejo regulador Cristóbal Lovera Prieto. El 26 de octubre de 1987 fue aprobado definitivamente el reglamento, iniciándose un proceso que pretendía avanzar en el control de calidad y en la promoción de los aceites. Así, en 1988 se creó el panel de catadores y se emprendieron acciones promocionales dirigidas a periodistas y críticos gastronómicos. El consejo regulador adoptó la estructura y los procedimientos de los organismos de certificación establecidos por la Unión Europea, implantando la norma de calidad EN-45011. El aceite de la zona era conocido como uno de los mejores del mundo entre los críticos. El consejo potenció esa calidad con la creación de unos premios anuales que reconocerían el buen hacer de las almazaras del marco.
Una de las campañas de promoción llevó el aceite de Baena al museo Thyssen en octubre de 2000. Allí se entregaron los premios de la bienal de pintura convocada por la denominación de origen. Era uno de los pilares de una ambiciosa promoción en la que participó el sector productor y las mancomunidades del Guadajoz y de la Subbética. La denominación seguía creciendo y en estos años pasó de 10 almazaras a 18 y de 3 envasadores-comercializadores a 20. Los agricultores y envasadores de Castro del Río se incorporaron a la denominación en diciembre de 2000.
Una de las últimas iniciativas del periodo presidido por Cristóbal Lovera fue la presentación de la revista promocional de la denominación de origen, que posteriormente se impulsaría bajo la presidencia de Agustín López Ontiveros. Durante el mandato de éste, iniciado en julio de 2001, se produjo la entrada de Cabra en la zona de producción (diciembre de 2003) y se inauguró la nueva sede en la antigua Casa del Monte de Baena (2004). En la actualidad, el consejo regulador está presidido por Francisco Núñez de Prado.
«La denominación -decía en 2002 José Javier Rodríguez Alcaide- es un bien común y todo el mundo puede participar, pero dando y no queriendo siempre recibir. Tienen la obligación de mantener el liderazgo y el orgullo de ser el líder, o si no se vendrá todo abajo. Hay que mantener la moral y el compromiso. Menos boca a boca y más apoyos de todos». Ahora, con un sector absolutamente globalizado, se presentan importantes retos de comercialización, se exige una mayor concentración entre empresas y, por qué no, buscar la unificación de esfuerzos hacia una estructura que permita impulsar las ventas de la zona y llegar al trabajo conjunto con otros distintivos de calidad aceiteros.

DO Baena II

LIBRO DE JOSÉ MARÍA CASADO RAIGÓN

El economista baenense José María Casado Raigón, miembro del Grupo Cultural Amador de los Ríos, presentará el próximo miércoles su último libro, titulado ‘Economistas en el tiempo’. El acto tendrá lugar en la sede del Colegio de Economistas de Córdoba, a partir de las 13.00 horas. En el mismo acto se presentará también el libro de Ramón Tamames ‘China, tercer milenio’.

Economistas en ell tiempo

LA DENOMINACION DE ORIGEN BAENA (I), por Francisco Expósito

La calidad de los aceites venía siendo reconocida desde hacía décadas. Los olivareros de Baena, con la incertidumbre de lo que sucedería en el sector ante las incipientes negociaciones de incorporación de España a la UE, solían llevar sus producciones a las cooperativas de Guadalupe y Germán Baena, tras la progresiva desaparición de industriales que se registró en las décadas anteriores. No se hablaba aún de envasar el aceite en botellas de vidrio o latas de 5 litros, sino que se vendía en grandes barricas de 25 o 50 litros. El baenense José Javier Rodríguez Alcaide ocupaba en aquellos momentos el cargo de secretario general técnico del Ministerio de Agricultura, mientras en Baena el Partido del Trabajo de Andalucía (PTA), en coalición con el PCE, asumió el gobierno municipal al imponerse en las primeras elecciones locales convocadas tras la Dictadura.
En estas circunstancias reapareció en Baena un proyecto que trataba de unir la calidad del aceite con la promoción para conseguir que el valor añadido del producto se quedara en la zona. Si a inicios de los setenta la solicitud para crear una denominación se quedó olvidada en el cajón de algún funcionario, en 1978 ya existía un movimiento asociativo de los olivareros de Baena y comarca que no tendría freno. En esos meses se celebraron multitud de reuniones en las que se explicaron los requisitos, las exigencias de calidad y control de todos los procesos productivos. Las cámaras agrarias, los ayuntamientos y las hermandades de labradores y ganaderos respaldaron unánimemente el proyecto. José Javier Rodríguez Alcaide recordaba en 2002 cómo surgió el impulso definitivo: «Vinieron a visitarme una serie de agricultores para hablarme del olivar de Baena. Les dije que la manera en que podía ayudarles era impulsar una denominación de origen, puesto que la zona tenía calidades excepcionales para que pudiera ser amparada por el decreto de 1972, que es el que regula las denominaciones de calidad».
Había que decidir también el marco de producción de la futura denominación. Junto a Baena, Zuheros, Luque, Doña Mencía y Nueva Carteya se unieron desde el principio a la iniciativa. Castro del Río y Priego también se incorporarían después al proceso, aunque ninguno de los dos municipios entró entonces. En Castro se quiso incluir la zona de La Mata en el distintivo, aunque al final no existió acuerdo entre los productores por la dificultad que entrañaba diferenciar la aceituna de un olivar de este paraje de Castro de otro del mismo municipio. Las divergencias por el nombre con el que se conocería la futura denominación separó a Priego del proyecto.
La ilusión de los olivareros de la comarca de Baena sería reconocida finalmente en marzo de 1981, cuando el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba una orden del Ministerio de Agricultura en la que se concedía una declaración provisional, a pesar de que desde 1978 ya existía un proyecto consolidado. Entonces se eligieron a los representantes del consejo regulador. El primer presidente fue Julio Berbel, delegado provincial de Agricultura.
Pero quedaba aún mucho por andar. Había que elaborar el reglamento del consejo regulador y era necesario crear una envasadora para comercializar los aceites amparados.

DO Baena