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EL ANFITEATRO

Estaba sobre Torreparedones y solo pretendía investigar un mundo que aún no conocía. Sabía lo que decían las piedras que iban apareciendo tras las cortinas de tierra arcillosa. Necesitaba averiguar lo que pensaban y deseaban quienes allí habían vivido, lo que les importaba. Quería conocerlo todo, los límites de Ituci Virtus Julia, que daban sombra a sus cuadernos de investigación. Luchas y muertes, batallas y destrucción.

Quería saber por dónde estaban las huellas del carro en la tierra. Se decía: «No tiene sentido encontrar piedras sin darle sentido a sus vidas”. “Quizás no en su conjunto ni en lo definitivo, pero sí, al menos, a una parte de aquellos testigos”.

Hacia el Este se observaba Alcaudete y hacia el Oeste se apretaban las señales de la expansión de Ituci. Tras las imágenes detectoras tuvo la ilusión de estar ante edificio desconocido, ante un anfiteatro con sus luces de aceite apagadas, mientras la suerte de los gladiadores, callada pero para él despierta, se movía bajo las incipientes estrellas.

Se aposentó cerca del templo y contempló cómo los itucitanos se hacían más numerosos, más destacados y descendían desde lo alto hacia el espectáculo vociferantes. Había puertas de mármol y sobre las cabezas de aquella multitud alzábanse estandartes nerviosos y basculantes. Hasta el Foro llegaba el griterío.

El arqueólogo descendió con ellos y se dejó arrastrar por la multitud que lo absorbió como hace el río Guadajoz cuando cae una gota de agua sobre su lecho. Sonaba dinero a las puertas del anfiteatro, ofrecido para ver el espectáculo.

Dios se había marchado de Ituci pero vinieron los arqueólogos como profetas para arrancar a Torreparedones su sabiduría y a devolverle su futuro.

Prefirió quedar a las puertas del edificio, porque nunca sabe el arqueólogo cuando entra lo que va a hallar pero en Torreparedones cuando sale sabe que ha ganado la Historia.

De repente para tranquilizarse sintió la necesidad de ver el río en cuyas aguas duermen las estrellas.

Pensó que el éxito de descubrir las piedras del anfiteatro no podía ser la meta final. Debía esperar a que la aguja magnética empezase a oscilar para verificar que allí había metales de gladiadores. Veía relucir los cascos de algunos luchadores y comenzó a escuchar ladridos de perros guardianes de aquel lugar.

Tomó conciencia de seguir sentado junto al templo. Juntó sus manos inactivas entre las rodillas; el aire era todavía cálido y olía a juncos del río. El cielo era claro y tenía la suavidad de las seda. Estaba allí sentado como olivarero que contempla el olivar, escuchando sus señales, en los límites de su propiedad. Aquella imagen era propiedad ajena.

Se acerca la noche, sintió frío, se levantó e imaginó que el anfiteatro era un convidado del Salsum. Y dijo para sí : “¿será un convidado solo de piedra?”.

José Javier Rodríguez Alcaide
Dedicado a los arqueólogos que trabajan en Torreparedones.

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  Fotografía: Tres esculturas localizadas en Torreparedones, que han sido recientemente restauradas.

FANTASÍA AGRADABLE

Por José Javier RODRÍGUEZ ALCAIDE (*)

Desde el Guadajoz asciendo a Torreparedones; un viento leve y caliente viene a mi encuentro no agradeciéndolo mi cuerpo. Las líneas de la campiña son nítidas, los ocres campos luminosos ,los linderos ordenados y el cielo muy redondo y azul claro. Los colores varían de loma en loma, del llano al valle y las ruinas romanas sobre las que camino me parecen familiares y entonan con olivos y besanas.
Me pareció haber alcanzado Torreparedones guiado o por Julio Cesar o por Tiberio porque aquel,como los Pompeyo, conocía la geografía del Salsum y la de Ituci Virtus Julia. Algunos de los de esta villa hubieran querido que ganaran los Pompeyo pero no sucedió así,de modo que los adversarios, tras arruinar a Córdoba, debieron reputarlo de falso, insidioso,pobre de genio y afortunado.
En Baena no se manifiestan estúpidos rencores contra Julio Cesar ni contra Tiberio ni tampoco vanidades al descubrirse en Torreparedones la ciudad de Ituci sino un sentimiento familiar, profundo y verdadero,de complacencia por haber ganado Roma y haberse instalado secularmente aquí, pues para mi pueblo Roma lo es todo y Cesar un romano que venció a los Pompeyo.
Arriba desde el otero imagino retrospectivamente sus asedios,luchas sangrientas, la fuga y matanzas de pompeyos, la rendición de Ategua y mi corazón tumultuoso contempla la canícula , que emerge desde el Guadajoz, y alegre porque ahora no hay arcos ni flechas ni lucha. Soñé a Cesar subiendo hacia Ituci con sus cohortes, envuelto en manto de púrpura. Soñé que Roma vivía aquí y que sus gentes adquirieron gustos y acentos del Lacio y que en Ituci la locura de los dioses y la cordura de los hombres se daban la mano.
Me dije: «Volveré dentro de dos mil años y veré de nuevo la estatua de Tiberio».
¿Dormiría algunas noches en Ituci Julio Cesar?
Mis deseos fueron los de sentarme en el Foro pero el sol apremiaba mi calva y observar si cerca del promontorio entrenaba algún gladiador. Del Foro a la Curia hay que dar sólo unos pasos,sagrario de tradiciones romanas, y al Templo donde quizás entronizaron a Tiberio. Fantasía sin duda pero fantasía agradable. Cuando tu ,lector, visites Ituci jamás pensarás que estoy fantaseando,porque en ningún otro lugar pueden permanecer tan vivos Cesar o Tiberio como en Torreparedones. Vivos como emperadores que respiran, se mueven, piensan, hablan y guerrean, como si pasearan por el Foro, visitaran la Curia y planearan sus destinos. Porque un baenense en Torreparedones se coloca tan cerca de Roma como lo puedan hacer los historiadores de la Universidad de Córdoba.
Puedo imaginar a Cesar luchando contra los Pompeyo,aunque por aquí no apareciera, asediar Ategua, marchar por bosques alrededor del Salsum y avanzar a caballo,espléndido y orgulloso. Yo, desde esta Ituci, lo sueño más que hombre un dios flamígero que fulmina al enemigo desde sus ojos inflamados de púrpura y que vence al tercer toque de trompa en Ategua.
No es Ituci una villa llena de misterios y contradicciones como creen sus arqueólogos sino una retaguardia donde reposa el pálido y orgulloso Cesar ,guardián del Salsum, tras descabalgar sin estribos de su caballo antes de que colocaran en su frente la cinta sagrada de Pontifex Máximo, sin oler a bálsamo sino a arcilla mezclada con sangre y recubierto de imprecaciones.
Aquí en Ituci sueño que, tras vencer a los Pompeyo, se dedicó a purificar la República desde la sinceridad y la firmeza.
¿Qué acento, el de Cesar, lo diferenciaba del de los itucitanos? ¿Y el de Escipión el Africano sería diferente tantos años antes del de Cesar?
No deben criticar mis paisanos el que mire a Torreparedones con los ojos de la fantasía ni que imagine la terma, templo, curia, foro vivo,tabernas, macellum, estatuas de nobles gestos y palabras de paz y justicia, dialectos conocidos y voces estentóreas. Que imagine legionarios fornidos, oscuros de piel, de rostros duros, hombros anchos, paso lento y pesado voceando lenguaje castrense, tremendos en las batallas.
Y,luego, tras la victoria ,vea a esos legionarios colonizar el valle del Salsum, haciendo surcos e hileras de viñas, vendimiar,discutir sobre climas y vientos, amontonar trigo en los silos y recoger aceitunas porque antes de legionarios ya eran campesinos.
Hoy día -me dije- nosotros somos aquellos itucitanos, convertidos en baenenses y en la Tercia huele a fragmentos de aquella época y se contemplan estatuas que se esculpieron en aquel otero. Baena, mi pueblo, se siente orgullosa del Foro, Curia, Templo Terma, columnas, arcos que se insinúan de preciosos mármoles, osamenta de Ituci Virtus Julia.
Sentado en el otero de Torreparedones observo y fantaseo con sus casas en cuyas ventanas se asoman cabezas de itucitanos, adornadas de tiestos de terracota, coloreados de flores recién regadas con agua de la Fuente Romana. Los veo a sus vecinos aglomerados en el Foro,caldeados por este sol que me quema y a algunos buscando las sombras de los arcos del templo.
Torreparedones es lugar de meditación porque Roma aquí se va haciendo cada día cuerpo vivo en tanto yo disfruto de la inmensa quietud que imponen las figuras esculpidas en el foro y gastadas por el tiempo.

(*) Hijo Predilecto de Baena.

Fotografía: Manuel Priego Rodríguez.

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CALVO POYATO RECUPERA LA IMPORTANCIA DE AMADOR DE LOS RÍOS

CALVO POYATO RECUPERA LA IMPORTANCIA DE AMADOR DE LOS RÍOS Y CUESTIONA EL «OLVIDO» DEL BICENTENARIO

Por José Calvo Poyato. ABC. 29-X-2016

Una de las joyas artísticas que tiene un valor más singular en nuestra historia es el llamado Tesoro de Guarrazar. La razón de esa singularidad se la proporciona el hecho de tratarse de una obra perteneciente a la época visigoda.

El tesoro en cuestión recibe su nombre del lugar donde se encontró, el terreno cercano a la iglesia de Santa María de Sorbaces, en una huerta llamada Guarrazar en el término municipal de la localidad toledana de Guadamur que está a once kilómetros de la capital de la provincia. Se trata de un conjunto de piezas de orfebrería: cruces votivas -regalos de reyes o personajes importantes que se hacían en cumplimiento de un voto y que se colgaban de las bóvedas del templo-, cruces, cinturones… que debieron ser ocultados a toda prisa por los clérigos ante la amenaza que suponía la invasión musulmana.

Corría el año 1858, cuando se produjo su descubrimiento, como tantas otras veces de forma casual. La causa fueron unas lluvias torrenciales que lavaron el terreno cercano a la mencionada iglesia. A la vista quedó un nicho que contenía un cofre donde se guardaban las extraordinarias piezas. Lo halló un labrador que vendió algunas de ellas a plateros toledanos. La historia tomó un giro con la intervención de un profesor francés asentado en Toledo, Afolfo Herouart y de un experto joyero madrileño, llamado José Navarro, que para venderlas llevaron las valiosas piezas -nueve coronas votivas- a Francia, donde fueron a parar al Museo de Cluny.

Al tenerse noticia de lo ocurrido la prensa española reaccionó con indignación ante la venta de un tesoro tan singular, desatando una fuerte polémica entre los gobiernos de España y Francia. Aquí es donde interviene el ilustre baenense José Amador de los Ríos, en su condición de miembro de la Real Academia de la Historia y de la de Academia de Bellas Artes de San Fernando. Elaboró el informe legal que permitió al Ministerio de Estado efectuar la reclamación del tesoro toledano e impulsó una excavación que permitió nuevos descubrimientos en la zona, en colaboración con Aureliano Fernández Guerra, granadino de nacimiento y ligado por raíces familiares a la localidad cordobesa de Zuheros. Amador de los Ríos publicó El arte latino-bizantino en España y las coronas visigodas de Guarrazar. Ensayo histórico crítico como respuesta a los planteamientos del francés Ferdinand de Lasteyrie que sostenía, para apoyar las tesis del gobierno francés y oponerse a las pretensiones españolas en la polémica desatada por el tesoro de Guarrazar, que los esmaltes realizados según la técnica llamada cloissonné o alveolado no tenía ejemplos en España. En esa obra, el baenense se quejaba también del lamentable estado que ofrecía el yacimiento al ser excavada la tierra con la codicia de encontrar tesoros sin “el ilustrado anhelo de pedirle doctas enseñanzas”- Hasta 1941 el gobierno francés retuvo las nueve coronas votivas. En esa fecha el gobierno de Vichy devolvió seis de ellas que hoy pueden verse en el Museo Arqueológico Nacional.

Este 2016, en que se cumple el bicentenario de su nacimiento, acaecido en 1816, y que debía conmemorarse debidamente, está transcurriendo con más pena que gloria en su provincia natal, siguiendo la estela de lo que Juan Valera afirmaba en el prólogo a la edición de las poesías del baenense, promovida por su hijo Rodrigo en 1880: “En mi provincia cada cual mira por sí, sin auxilio de nadie, de modo que los encumbramientos son milagrosos”.

Fotografía: Museo Arqueológico Nacional.

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PACO ARIZA, SOFIÁNICO

Por José Javier Rodríguez Alcaide

Veo en Facebook cada día las últimas obras de Paco Ariza quien intenta una cierta explicación de lo que yo me atrevería a denominar la epifanía del misterio cósmico que bulle en la cabeza del artista.
Esa conciencia no está al alcance del observador distante del Cosmos sino solo de la conciencia sapiencial y sofiánica de Paco Ariza, quien busca participar en la integridad escondida del Universo.
Sus últimas obras intentan ser una comunión con la conciencia cósmica y la naturaleza inerte, una suerte de sabiduría basada en el amor. ¿Es una especie de cristianismo esotérico? Capaz de enfatizar la unidad de todas las cosas.
Parece acercarse en sus obras, que son elucubraciones teosóficas, a una sabiduría divina. Intenta, aunque no lo diga, conectar a Dios con su creación. Busca meter lo divino en lo por él creado, en un especie de sinergia entre cielo y tierra.
Sus obras exhiben orden, la belleza del universo, y son señal del misterio de la divina sabiduría. Veo en sus nuevas creaturas una manifestación del fundamento divino de toda realidad creada.
La grandiosidad de sus espacios transparenta la realidad de Dios, ansiosamente buscada y quizás aún no encontrada.

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JOSÉ LUIS CASAS REMARCA LA IMPORTANCIA DE VÁZQUEZ OCAÑA EN UNA COLUMNA DE DIARIO CÓRDOBA

«DOS MIRADAS SOBRE ANDALUCÍA»
Muchos de entre los socialistas de hoy no suelen mirar hacia su propia historia

Por José Luis CASAS (DIARIO CÓRDOBA). 4/X/2016
La noticia del fin de semana ha estado en la calle Ferraz de Madrid, en la sede del PSOE. El resultado de la reunión del Comité central es conocido y hemos escuchado y leído infinidad de comentarios. Tengo opinión, pero quizá por la costumbre de analizar hechos históricos, prefiero dejar reposar mis ideas, y que corran los días hasta ver el resultado final, porque la dimisión (forzada) de Pedro Sánchez es el inicio de un camino que aún no se sabe hacia dónde lleva. No obstante, y aunque las situaciones no son equiparables, baste recordar que para el PSOE nunca fue rentable el enfrentamiento entre facciones, como la que condujo al error de no participar en el gobierno en 1936, tanto tras la victoria del Frente Popular como unos meses después, con Azaña en la Presidencia de la República. Otro error fue el trato recibido por uno de los socialistas de más prestigio, Juan Negrín, expulsado del partido en 1946, si bien su figura fue rehabilitada en el Congreso socialista de 2008.
Por otro lado, entre los socialistas de hoy muchos no suelen mirar hacia su propia historia (grave error). Por fortuna, hay quien se ocupa de recuperarla, como ocurre en la localidad de Baena con la actividad desarrollada por el Grupo Cultural Amador de los Ríos, y en particular por uno de sus miembros, el periodista de este diario Francisco Expósito. Su empeño es recuperar la figura del periodista baenense Fernando Vázquez Ocaña, socialista, así como amigo y colaborador de Negrín. Colaboré en las Jornadas de homenaje el pasado 24 de septiembre, de las que se ha dado noticia en estas páginas. Hoy quiero hacer referencia a que gracias a mi participación he conocido el texto, en una cuidada edición, de una conferencia que Vázquez Ocaña pronunció en el Centro Andaluz de México en 1943, con el título de Elogio de Andalucía. Cuando lo vi, de inmediato pensé en el de otro exiliado, gaditano pero vinculado a Córdoba por su condición de canónigo de la catedral, José M. Gallegos Rocafull, pues en 1958, en la Casa de Andalucía de México, dictó la conferencia: Andalucía desde el destierro. Los exiliados siempre hablaban de España, está muy presente en sus textos, pero en este caso los dos se referían a su tierra, a Andalucía, a una parte de España.

El punto de partida de ambos es coincidente: no se puede ver Andalucía como algo separado de España. Así, el periodista afirmaba que «el modo de ser de Andalucía rebasa el angosto concepto nacionalista, por la virtud de una generosa filosofía de la vida. Nos resulta enojoso hacer de la existencia un problema de geometría. El mundo es interesante por cuanto está compuesto de varias y libres gentes». Y el canónigo consideraba así la forma de ser español en su vinculación con la patria chica: «Los andaluces, universales por su patria chica, la sentimos hermanada con los demás en una misma honda, sincera y ardiente emoción española. Un andaluz andalucista, decía Antonio Machado, es un andaluz de tercera». También coincidían en desterrar los tópicos sobre nuestra tierra. «¿Cómo demostrar que el andaluz cabal no es siempre el que dispara donaires en las aceras de la calle de la Sierpe? ¿Qué es más bien que un ente chispeante un ser grave y con frecuencia melancólico?», decía Vázquez. Y Gallegos: «Andalucía se me presenta como algo muy serio. En estas honduras, cuando se la lleva como una espina clavada en el corazón, resulta intolerable la Andalucía de panderetas y castañuelas, de flores y de colmao, de panderetas y procesiones, de manzanilla y chascarrillos».
Y por supuesto hablan de la historia de Andalucía, de su pasado singular, de cuanto esta región ha aportado a la historia de la cultura. No estoy seguro de que, dentro de unos meses, cuando analicemos la crisis del PSOE podamos hablar bien de lo que ha aportado Andalucía.

http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/dos-miradas-andalucia_1084262.html

Fotografía: Miguel Párraga y José Luis Casas, en las jornadas de Baena. Autora: M. ARIZA.

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NACÍ EN BAENA

Por José Javier Rodríguez Alcaide (*)

En marzo de 1938, en plena guerra civil española. Baena es para mí lo que Ortega denominaba mi «paisaje prometido» porque todos llevamos dentro un paisaje prometido y caminamos peregrinos hasta encontrarlo. Unamuno escribió que la infancia es la patria por eso me he sentido siempre emocionalmente muy vinculado a Baena, a su historia y a su realidad social y cultural.
Presté mucha atención a Baena y a su comarca desde 1978 a 1995 y le sigo dando presencia en mi corazón. Siempre mostré interés por su realidad aun no viviendo en esta ciudad desde 1950.

En mi familia, en Baena, no se hablaba de la guerra civil ni mis padres discutían sobre ella al menos desde mis recuerdos y mi capacidad de razonar. Esa guerra fue una experiencia especialmente dramática en la familia de mi madre pero no oí de ella prácticamente nada hasta que en 1977, militando en el partido social liberal andaluz, me hablaron mis padres detalladamente de este enfrentamiento.

Mi mundo giró en Baena hasta mis doce años, más en torno a mi madre que a mi padre sin embargo, me encarné y releí el libro de mi padre, escrito para niños como yo, titulado «Baena en la Historia».

Estudié hasta los 9 años en el Juan Alfonso de Baena de cuyo Cancionero tuve noticias en el bachillerato cursado en la calle Mesones en el colegio privado de los jesuitas. Era un colegio que nos preparaba para sufrir exámenes en junio en Jaén y en el Aguilar y Eslava de Cabra.

¿Cómo veía yo a Baena en la década de los cuarenta a partir de 1944? Pues la percibía como una sociedad muy dual y muy desigual social y culturalmente cuando ahora me retrotraigo a aquellos momentos. La vida pendía de la lluvia y de la agricultura de cereal, vid y olivar sin grandes acontecimientos salvo el jubileo en plaza vieja y los misereres que pasaban por la puerta de mi casa. Había en casa una radio galena que mi padre escuchaba para enterarse de noticias del exterior y una gran actividad desde 1947 en la biblioteca de casa en la que mi padre preparaba el libro citado. En esa biblioteca mi madre alumbró a mi hermana menor, diez años después de nacer yo.

Salieron de Baena mis padres, maestros de escuela, en junio de 1950 trasladados a Córdoba con sus tres hijos; desarrollé mi adolescencia y juventud en la barriada de Fray Albino en el Campo de la Verdad. Apenas tuve contacto con Baena hasta 1977, año en que encabecé la lista de UCD al Congreso de los Diputados para la Legislatura Constituyente y luego en 1978, cuando designado responsable de la Secretaría General Técnica del Ministerio de Agricultura, presté atención al olivar de Baena y su comarca.

Estoy de acuerdo con Unamuno respecto de que la patria de cada uno está en su infancia y que a ese paisaje gusta, ya jubilado, retornar.

(*) Hijo predilecto de Baena.

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VÁZQUEZ OCAÑA: LA MEMORIA RECUPERADA. HOY SE CUMPLE EL 50 ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO EN MÉXICO DF

Por Francisco EXPÓSITO (Diario CÓRDOBA). 29SEP2016

«Los niños que vayan al refugio, caen bombas… al refugio… Los niños…». Fernando Vázquez Ocaña estaba delirando. Eran sus últimos minutos. Una de sus nietas, Josefina Fernández Vázquez, lo recordó la semana pasada en Baena. Tal día como hoy de hace 50 años fallecía en México DF el periodista baenense, el amigo de Juan Negrín, el biógrafo de Federico García Lorca. Esas últimas palabras parecían rememorar un artículo publicado en La Vanguardia en 1938: «Un día futuro, camaradas, se agruparán bajo los árboles los niños de una escuela. Y el maestro les hablará de nuestra guerra, de nuestra lucha por la libertad. Se pronunciará como otras veces y en otras escuelas el nombre legendario de Sagunto. Y no se hablará de soldados y capitanes, sino de obreros metalúrgicos. Vuestras sombras, camaradas, llorarán de alegría cuando oigáis la canción risueña de los niños: Ya vienen los aviones/¡bomba va!/Ya vienen los aviones…/¡Y espantan los mosquitos/¡bomba va!/Y espantan los mosquitos…». Él mismo lo sufrió en los bombardeos de Barcelona. Vázquez Ocaña era ya portavoz del Gobierno de Juan Negrín. Pocos meses antes tuvo que enviar a sus ocho hijos con familias belgas, tras fallecer su mujer con 37 años. El 26 de enero de 1939 abandonó la Ciudad Condal y se dirigió, con el resto del Gobierno, al castillo de Figueras. Esa marcha la relató en un libro (Pasión y muerte de la Segunda República española): «El último capítulo es triste (…). Los caminos y carreteras quedaron sembrados de pobres cadáveres, de vehículos rotos, de bagajes indescriptibles». Todo había acabado ya. Comenzaba una lucha por la supervivencia, la de miles de exiliados que huyeron de España, con el temor de ser apresados por los nazis y ser enviados a campos de concentración o de exterminio o ser devueltos a la España franquista. Entre estos miles de exiliados estaba Antonio Machado, con el que se relacionó Vázquez Ocaña. Cuando el periodista cordobés dirigía La Vanguardia volvió a escribir el poeta sevillano en el diario.

Las dificultades en el exilio aparecieron cuando se extinguieron sus ahorros. En México comenzó a escribir textos en los que analizaba la situación de España tras la guerra civil o la división de los socialistas. Sin embargo, pronto abandonó la primera línea política y trató de buscar otros caminos en los que pudiera alimentar a su familia. Solo tenía su Remington y una capacidad incansable de trabajo. Primero fue colaborando con la editorial Grijalbo y después recibió el apoyo de su amigo cordobés Máximo Muñoz, con el que acompañó a Federico García Lorca en 1935 en su visita a Córdoba. Ese viaje lo recogió en su libro García Lorca. Vida, cántico y muerte, que publicó en 1957, se reeditó en 1962 y publicará por primera vez en España el Grupo Amador de los Ríos.

La amistad con el expresidente del Consejo de Ministros le llevó a convertirse en uno de los primeros críticos en México del socialista Indalecio Prieto. Vázquez Ocaña le contará a Negrín en una carta que fue «la primera voz» entre escritores y políticos que cuestionaron la actuación de Indalecio Prieto. La amistad entre Vázquez Ocaña y Negrín se mantuvo hasta el fallecimiento del científico canario. Cuando el expresidente tenía la oportunidad de visitar México siempre se acercaba al domicilio del periodista baenense.

En sus conferencias, en sus poemas, en sus artículos y cartas a sus hijos, Fernando Vázquez Ocaña mantendrá un recuerdo permanente de la patria. Su poema Canto a España es un ejemplo para conocer el sentimiento de desgarro de Vázquez Ocaña en el exilio. El recuerdo de la España que perdió su libertad, la ruptura con la cultura y la imposición del miedo. «Te miro, España mía, desde esta tierna playa/en que abrieron tus quillas un nido de naciones/y sumo mi cabeza en el glauco mensaje/para absorber las sales que tu sangre me envía/y tus lágrimas (…)/¡Qué sola te han dejado, España, pobre madre!/Tirada en el camino/que retiene el clamor de los libertadores». En Fernando Vázquez Ocaña descubrimos a uno de los grandes intelectuales cordobeses del siglo XX y a uno de los principales periodistas andaluces de la primera mitad de la pasada centuria. A una persona que fue fiel a la República.

El periodista cordobés falleció a las 7.30 del 29 de septiembre de 1966, a la edad de 68 años, y fue enterrado el día 30 en el Panteón Español. Hoy, sus restos acompañan a los de otros muchos exiliados republicanos en México DF, donde yacen muchas ilusiones frustradas por el golpe militar, donde se encontrará siempre el espíritu de libertad de quienes pudieron huir de la dictadura por soñar una España en democracia y no perecieron por la sinrazón del franquismo.

http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/vazquez-ocana-memoria-recuperada_1082675.html

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TRES ESCULTURAS ROMANAS «ÚNICAS» DE TORREPAREDONES

A finales de 2011, un hallazgo sacudió el yacimiento de Torreparedones (Baena, Córdoba). Amontonados y ordenados, aparecieron decenas de fragmentos de tres esculturas, dos masculinas y una femenina, sentadas y fabricadas en mármol. Un proyecto de investigación llevado a cabo por arquitectos municipales y el grupo de investigación sobre antiguas ciudades de Andalucía de la Universidad de Córdoba (UCO) dirigido por el catedrático Carlos Márquez, presentado hoy lunes 26 de septiembre de 2016, ha permitido recomponer el puzle de estas piezas y recuperar gran parte del aspecto original. En su presentación a la sociedad en el Museo Histórico de Baena, Márquez ha asegurado que se trata de dos esculturas de Augusto y Calígula “únicas en todo el Imperio Romano” y otra femenina también de gran valor. Además, gracias a que conservaban restos de la policromía original, se ha logrado representar el colorido original.

Al acto de presentación de las esculturas romanas, fechadas probablemente a mediados del siglo I de nuestra era, han acudido el alcalde de Baena, Jesús Rojano; el rector de la Universidad de Córdoba, José Carlos Gómez Villamandos; el secretario general de Universidades, Investigación y Tecnología de la Junta de Andalucía, Manuel Torralbo; el catedrático de Arqueología de la UCO Carlos Márquez, el director del Museo Histórico de Baena, José Antonio Morena; y la restauradora Ana Infante.
Las estatuas, según ha relatado el director del museo, José Antonio Morena, “fueron ocultadas en algún momento de finales del siglo II”, probablemente por causa de una guerra civil romana. El hallazgo se produjo en la curia de la colonia Ituci Virtus Iulia asentada en el actual sitio arqueológico de Torreparedones y seguramente “procedieran del templo anexo”, ha explicado Morena. Gracias a la restauración, las esculturas sedentes “parecen haber cobrado vida”, ha valorado el especialista.

Emperadores divinizados
Las estatuas son mayores que el natural y presentan un estado de conservación excepcional. Dos de ellas representan a los emperadores Augusto y Calígula, togados como si fueran divinidades. “En ninguna parte del imperio se han localizado representaciones de este tipo”, ha subrayado el catedrático Carlos Márquez. La primera de ellas representa el modelo divus Augustus Pater, esto es, a Augusto cuando fue elevado a los altares. Bajo este criterio se representa también a Calígula, calzado con botas militares, uno de sus rasgos identitarios. La representación femenina, que podría corresponder a Livia, viuda de Augusto, también responde al modelo. Después de que los restauradores recompusieran en los últimos meses las piezas halladas en el yacimiento, las estatuas se presentan casi completas, pero descabezadas. Era normal en la escultura romana que estas piezas fueran independientes y se ajustaran luego al cuerpo. En el Museo Histórico de Baena se conserva la cabeza de Augusto.
“Este acto sirve para devolver a la sociedad lo que nos encargó a través del estudio arqueológico realizado”, ha valorado Márquez. En el trabajo científico se ha podido concluir que la policromía de las piezas. Las estatuas masculinas estaban pintadas con togas purpúreas, amarillas ocres y blancas; mientras la femenina era representada en tonos rojizos y azul egipcio. Descubrir los mismos colores que vieron los colonos hispanorromanos “es una novedad puesta en relieve a nivel internacional”, ha informado el catedrático de la UCO, y ha logrado a partir de técnicas de espectrometría Raman, fotografía multiespectral e infarroja y estudios de luminescencia.

Estado previo peligroso
La restauradora Ana Infante, de la empresa Gestión y Restauración del Patrimonio Histórico, ha recordado que para la fabricación de las estatuas se utilizaron mármoles de cuatro procedencias diferentes, y que las piezas encontradas se encontraban “en un estado complicado y peligroso”, al hallarse en contacto con el suelo, con restos de humedad, con oxidación en los anclajes y por la aparición de microorganismos y sales solubles.
El rector de la UCO, José Carlos Gómez Villamandos, ha valorado “el apoyo y la colaboración” de la institución que representa “con el yacimiento de Torreparedores”. “Con estos resultados de investigación, el grupo que dirige Carlos Márquez no sólo ha contribuido a la generación de conocimiento y al avance científico, sino también a la transferencia de ese conocimiento para motivar un desarrollo económico y social en el entorno de Baena”. En esta línea, el alcalde de Baena, Jesús Rojano, ha agradecido la “apuesta investigadora de la Universidad de Córdoba también por las humanidades” y se ha mostrado convencido “que en los próximos años se lograrán nuevos descubrimientos con los que sigamos asombrando al mundo”.

FUENTE: ANTONIO MARTÍN (UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA)

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LOS ÚLTIMOS DÍAS DE FERNANDO VÁZQUEZ OCAÑA. UNA RECREACIÓN DE FRANCISCO EXPÓSITO

Soy FERNANDO VÁZQUEZ OCAÑA, amigo de Negrín y biógrafo de García Lorca. Exiliado en México DF desde 1940, sé que estoy agotando la savia del árbol que me mantiene vivo. Mis pies ya no están para viajar, pero sueño con regresar a Barcelona, la ciudad que tuve que abandonar a comienzos de 1939 ante la presión de los bombardeos franquistas. Regreso en demasiadas ocasiones a aquellos años. Nadie me puede arrebatar la memoria.

En 1939 era el portavoz del Gobierno de Juan Negrín y director de La Vanguardia. Pocos meses antes tuve que enviar a mis ocho hijos con familias belgas, tras fallecer mi mujer con 37 años.

La huida de Barcelona fue precipitada. Tuvimos que dejar todo, no daba tiempo para recoger nada ni había medios para su traslado. El 26 de enero abandoné Barcelona. Nos dirigimos al castillo de Figueras. Mi amigo Juan Negrín proclamó tres condiciones: la independencia de España de cualquier injerencia extranjera, la celebración de un plebiscito para que el pueblo decidiera la forma de gobierno que deseaba y que no hubiera ningún tipo de represalias tras la guerra. Pero ya era demasiado tarde para poner condiciones.

Ahora lo recuerdo en mi exilio. Aquellos instantes los relaté en un libro (Pasión y muerte de la Segunda República española) que se publicó en París en 1940: “El último capítulo es triste. A medida que las fuerzas enemigas, superabundantemente recobradas (Hitler y Mussolini tenían prisa y Chamberlain ansiaba que cuanto antes y como fuera se apagase el volcán español) desencadenaban su ofensiva, la fatiga de los republicanos hacía sentir sus efectos. El Alto Mando trasladó su cuartel general cerca de la frontera (…). La noticia trascendió por Barcelona y se temió que la ‘quinta columna’ hiciese su aparición. Sin embargo, los ministerios y una parte de la población civil, acuciada por el terror, evacuaron con orden. El terrible éxodo hacia el norte, como el de la población malagueña hacia el este, fue una riada alucinante, bajo la metralla de la aviación franquista. Los caminos y carreteras quedaron sembrados de pobres cadáveres, de vehículos rotos, de bagajes indescriptibles”.

Todo había acabado ya. Comenzaba una lucha por la supervivencia, la de miles de exiliados que huyeron de España, con el temor de ser apresados por los nazis y ser enviados a campos de concentración o de exterminio o ser devueltos a la España franquista. Entre estos miles de exiliados estaba Antonio Machado, con el que mantuve cierta relación. Cuando dirigía La Vanguardia me enviaba sus colaboraciones. ¿Quién si no que Machado para representar el simbolismo de la España que moría con el franquismo? Su hermano José lo escribiría en su diario: “Venía herido de muerte del fatal éxodo”. El poeta, que lo había sido todo, llegó a Francia como el más humilde de los exiliados españoles y falleció en Colliure el 22 de febrero de 1939.

Mis dificultades en el exilio aparecieron cuando se extinguieron mis ahorros. En México comencé a escribir textos en los que analizaba la situación de España tras la guerra civil o la división que se produjo entre los socialistas. Sin embargo, pronto abandoné la primera línea política y traté de buscar otros caminos en los que pudiera alimentar a mi familia. Sólo tenía mi pluma y mi capacidad constante por aprender. Primero fue colaborando con la editorial Grijalbo y después con el apoyo de mi amigo Máximo Muñoz, con el que acompañé a Federico García Lorca en 1935 en su visita a Córdoba y a Fuente Obejuna. Ese viaje lo recogí en mi libro García Lorca. Vida, cántico y muerte, que publiqué en 1957.

En mis años de ardor revolucionario en Baena, nunca pensé que, siendo hijo de un carpintero de Baena, que no había podido estudiar en la Universidad, llegaría a relacionarme con algunos de los principales intelectuales de la primera mitad del siglo XX. Pero siempre pensé que tenía que leer, que debía escribir para transmitir todo lo que pasaba por mi cabeza. Quise ser poeta y en las largas sesiones de las Cortes en las que fui diputado por Córdoba aprovechaba para emborronar algunas cuartillas. Me acuerdo de aquel poema que publiqué en la Revista Popular en 1927 bajo la influencia de Federico:

A la luna lunera, vámonos mi jaca.
A la luna lunera, tras una mujer.
A la luna lunera, jaquilla bonita
a la luna lunera, que se fue con él.
Que se fue con él y me siento solo
y la galga lebrera, y el parral también,
y el trigal de la fuente, y el almendro lloran.
Que mi hermana no canta ya al amanecer
a la luna lunera, vuela mi jaquilla.
Que mi hermana no canta ya al amanecer.

Hoy recuerdo esos años, aunque ya me cuesta respirar. El mes de septiembre de 1966 agoniza y yo con él. No podré regresar a España.

PD: El próximo 29 de septiembre se cumplirán 50 años del fallecimiento de Fernando Vázquez Ocaña en su exilio de México DF. El Grupo Amador de los Ríos homenajeará al periodista baenense el próximo 24 de diciembre.

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UNA GÁRGOLA PARA PACO ARIZA

Por José Javier Rodríguez Alcaide
El arte de Paco Ariza aporta otro tipo de conocimiento a la vieja o reciente historia de Baena que además la complementa. Las imágenes artísticas de sus personajes, conjuntos, cosas fijan las costumbres y usos de Baena en su Historia.
Así, los Juan Alfonso y Santo de Henares, emplazados en el centro administrativo de la ciudad, hacen discurrir en paralelo la historia, sus personajes, actores junto al artista.
Paco ha ayudado a que camine historia del pueblo junto a sus creaciones, tales como el judío, el tambor, el grupo de aceituneros, sitos delante de la iglesia de Guadalupe.
La interpretación del pasado e incluso del presente puede lograrse a través de sus ideaciones porque pasear por Baena es un diálogo entre su propia historia y el arte de Ariza hecho historia. Hay un trasfondo cultural en el hecho de que los baenenses acepten y admiren las imágenes de paisano artista.
Cuando Paco Ariza muera será para su pueblo una especie de espejo del tiempo, porque una de sus aspiraciones es la de pervivencia en ese tiempo y sus creaciones le harán ser recordado en el transcurso de horas y días.
Sus imágenes vigilan la ciudad y el debería también vigilarla desde una gárgola que se instalara en una esquina del alar de Santa María La Mayor. Una gárgola que le recordara y sirviera, además de para drenar las aguas del tejado del templo, para que el espíritu de Ariza ahuyentara el Maligno e impidiera un mal a Baena.
Cuentan que cuando un catedrático famoso fallecía en la Universidad de Oxford se le perpetuaba en una gárgola con forma de grifo. Si así se hiciera con Paco Ariza el grifo, como atributos, debería portar pincel, gubia, una aceituna y en sus alas sus nuevas arquitecturas. Debería ser emplazado mirando al noroeste, al «finis terrae» de Baena.
Paco, que es comedimiento, discreción, paciencia y buen gusto, es la mejor alegoría de las artes que quedaría siempre viva en esa gárgola con forma de grifo.
Quizás con el tiempo se lleguen a colocar otras gárgolas en Santa María La Mayor para recordar a ilustres baenenses en las Letras y en las Ciencias.
La gárgola, dedicada a Paco Ariza, funcionaría en el futuro cual conciencia para que Baena no se olvidara de las Artes.

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LOS ACTOS DE VÁZQUEZ OCAÑA, EN ABC

Agradecemos a los compañeros del diario Abc la publicación de la información que recogía la presentación de los actos para homenajear a Fernando Vázquez Ocaña el próximo mes de septiembre. En los actos colabora el Ayuntamiento de Baena. Precisamente, el alcalde de Baena, Jesús Rojano, indicó que “merece la pena poner en valor la figura de una persona tan representativa”.

A continuación incluimos el texto.

“PRESENTAN LOS ACTOS PARA EL HOMENAJE AL PERIODISTA FERNANDO VÁZQUEZ OCAÑA”

SANDRA NÚÑEZ. ABC, 6 de junio de 2016
En septiembre de este año se cumple 50 años de la muerte del periodista baenense Fernando Vázquez Ocaña. Con motivo de este aniversario, el grupo cultural Amador de los Ríos de Baena ha organizado diferentes actividades para “recuperar una figura histórica de Baena”, según explicó el presidente del grupo, Miguel Párraga, en la presentación de los actos.

Estos se concentrarán los días 23 y 24 de septiembre y consisten en la presentación del libro García Lorca. Vida, cántico y muerte, del Fernando Vázquez Ocaña, y según destacaba Francisco Expósito, miembro del grupo cultural, “es una de las primeras biografía en el exilio sobre García Lorca” y “no se ha editado aún en España”. Expósito señalaba que sí fue editada en México, donde moría Vázquez Ocaña en el exilio. Sobre esta biografía, Expósito comentaba que “es un libro muy bien escrito” y en el que se deja entrever la vocación frustrada de su autor, la poesía.
Otra de las actividades es la celebración de las I Jornadas sobre periodismo y Segunda República. Homenaje a Fernando Vázquez Ocaña. Serán cuatro conferencias sobre historia, política y periodismo. José Luis Casas, doctor en Historia hablará sobre la “Actividad parlamentaria de los diputados por Córdoba en las Cortes Constituyentes de la II República”. El historiador del periodismo y ex decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, Antonio Checa Godoy, que disertará sobre “Socialismo y republicanismo en la prensa cordobesa”. La tercera conferencia estará a cargo de Antonio Ramos Espejo y versará sobre “Vázquez Ocaña. Recuerdos de un encuentro”. Cerrará el ciclo el periodista Francisco Expósito con una ponencia sobre “Fernando Vázquez Ocaña. La reivindicación de un gran periodista”.

Tras las conferencias se celebrará una mesa redonda que “será un encuentro de descendientes de grandes periodistas de Baena, Fernando Vázquez, Antonio Bermúdez Cañete y Manuel Piedrahita Ruiz”, explicaban. Vázquez Ocaña fue jefe de prensa de Juan Negrín y director de La Vanguardia o El Socialista.

Dialogos brillantes

UN POEMA DEL LIBRO «AMASIJO DE VERSOS DE ARTE MENOR», DE NUESTRO COMPAÑERO ANTONIO BUJALANCE

INICIO
Al principio era la voz.
No sonido, no canción.

Era la voz solamente, y la voz lo era todo.

Era una palabra a flor de labio
que no llega a pronunciarse
para no convertirse en una idea,
en un algo, en un todo.

Era tan sólo una voz
que estaba en alguna parte
esperando despertarse.

Todo era torrente contenido,
todo era semilla sin nacencia.

 Poema A Bujalance