UNA EXPOSICIÓN DE MÁS DE CIEN AUTORES RECORRERÁ 60 AÑOS DE ARTE CONTEMPORÁNEO CORDOBÉS

Reunirá obras de más de cien autores de la tierra vinculados a muy distintas corrientes estéticas. Bueno, Espaliú, Vacas, Duarte y Liébana son una muestra de la importancia que adquirirá el evento.

CARMEN LOZANO (DIARIO CÓRDOBA)
Dentro de su programa expositivo para el año 2014, el Ayuntamiento de Córdoba trabaja en un ambicioso proyecto en el que reunirá, entre noviembre y febrero del 2015, lo más representativo del arte contemporáneo cordobés de más de medio siglo en disciplinas como pintura, escultura y fotografía, todo ello bajo el título 60 años de arte contemporáneo en Córdoba . Organizada por la delegación de Cultura del Ayuntamiento con la colaboración y el patrocinio de la Fundación Cajasur y la Diputación, esta muestra, en la que se lleva trabajando varios meses, está comisariada por Angel Luis Pérez Villén, que ha realizado una propuesta que fundamenta la importancia de esta exposición, que reunirá obras de mas de cien autores cordobeses o vinculados a Córdoba de distintas generaciones y relacionados con muy diferentes tendencias.

Así, se podrán ver obras de artistas como Pedro Bueno, Pepe Espaliú, Miguel del Moral, Ginés Liébana, Antonio y Cristobal Povedano, Antonio Bujalance, Angel López Obrero, Rafael Botí, Aguilera Mate, Duarte, Julia Hidalgo, Juan Vacas, Francisco González, A.J. González, Rita Rutkowski, Pepe Jiménez, Sánchez Moreno, José Manuel Belmonte, Rodríguez Luna, Manuel Garcés, Mariano Aguayo, Tomás Egea, Rafael Trovat, Gervasio Sánchez, José Alvarez, Miguel Gómez Losada y Jacinto Lara, entre otros muchos.

Os incluimos el enlace de Diario Córdoba para acceder a la noticia completa:
http://www.diariocordoba.com/noticias/cultura/exposicion-recorrera-60-anos-arte-contemporaneo-cordobes_854842.html

NOTA: La fotografía es una imagen de la Sinagoga de Córdoba del fotógrafo Francisco Sánchez Moreno.

 Exposicion

BAENA, CUNA DE UN PRECURSOR Y UN EPÍGONO DE GÓNGORA

BAENA, CUNA DE UN PRECURSOR Y UN EPÍGONO DE GÓNGORA
El profesor y director del Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena, Jesús L. Serrano Reyes, ha disertado hoy en la Casa de la Cultura sobre la importancia de dos poetas baenenses, uno de los cuales fue precursor de Luis de Góngora (Luis Carrillo y Sotomayor) y otro, Miguel Colodrero de Villalobos, que fue un epígono de la obra del destacado poeta cordobés. Serrano Reyes ha introducido la proyección de la película de Miguel Ángel Entrenas “Góngora. Brillante oscuridad”, en un acto organizado por el Grupo Cultural Amador de los Ríos y el Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena.

Incluimos, a continuación, un texto inédito de Jesús L. Serrano Reyes sobre la relación entre los dos poetas baenenses y Luis de Góngora.

BAENA, CUNA DE UN PRECURSOR Y UN EPÍGONO DE GÓNGORA

Jesús L. Serrano Reyes
El marco histórico que envuelve la vida (1561-1627) y obra de Góngora está delimitado por el reinado de tres reyes: Felipe II, Felipe III, y Felipe IV. Durante todo este periodo de tiempo los efectos de la Reforma Protestaste y la Contrarreforma Católica, con el Concilio de Trento (1562) como jalón histórico determinante, incidieron de forma decisiva en España. El clero era una clase privilegiada que sirvió como vía de ascenso social a muchos ciudadanos. Luis de Góngora tomó órdenes menores (1585) y fue canónigo beneficiado de la catedral de Córdoba.

El poeta cordobés nació el mismo año en que Felipe II convirtió Madrid en capital del reino. Estaba estudiando en Salamanca cuando Portugal se integró en la corona española (1580). Posiblemente, fuera testigo de cómo numerosos moriscos expulsados del Reino de Granada, tras la sublevación de las Alpujarras (1568-70), llegaban a Córdoba, algunos se instalarían cerca de la calle Tomás Conde, 9 (antigua calle de Las Pavas), donde nació el poeta.

La situación económica de España fue degenerándose de forma progresiva durante estos tres reinados: tres bancarrotas en tiempos de Felipe II, que quintuplicó la deuda nacional que él heredó (20 millones de ducados), además de una recesión económica europea, que cogió a España con unos gastos motivados por asuntos exteriores que no podía soportar (guerras con Francia, Flandes, etc.). Tres reinados con la economía en declive.

Luis de Góngora, junto a Cervantes (quien ya lo mencionaba en su Galatea (1585) y en Viaje al Parnaso (1614) como poeta famoso en su tiempo) pueden considerarse los dos escritores más influyentes y trascendentes en lengua española. Dominó el lenguaje para ponerlo al servicio de la belleza, con ingenio y maestría, sin olvidar la ironía y la jocosidad. Fue un genio de raíces grecolatinas, cuyas ramas pervivirán mientras sea la luz la que alumbre (dé a luz) el lenguaje poético.

Baena cuenta con dos poetas, nacidos en su tierra, que están muy relacionados con Góngora: Luis Carrillo y Sotomayor (ca. 1585- 1610) y Miguel Colodrero de Villalobos (ca. 1600- 1660).

La primera edición de las obras de Carrillo la realiza su hermanastro Alonso en 1611, y la segunda en 1613. Previamente, en 1607, Carrillo ya tenía escrito el Libro de la erudición poética, un tratado donde refleja algunos de los cánones más característicos de la estética barroca.

Cuando Dámaso Alonso edita las Poesías completas del poeta baenense, en 1936, comienza su edición con estas palabras: “Pocos escritores más olvidados que Don Luis Carrillo y Sotomayor. Cierto que se le recuerda en las discusiones sobre los orígenes del gongorismo. Pero, ¿cuántos españoles, aun de los aficionados a la poesía, han leído su obra?” Y llega a afirmar: “Y si la muerte no hubiera arrebatado su delicada finísima mocedad, hubiera sido uno de los mayores de nuestra lengua”.

Hay autores, como Justo García Soriano (1), que defienden la inequívoca influencia de Carrillo en Góngora, especialmente de su Fábula de Acis y Galatea en la Fábula de Polifemo y Galatea de Góngora, pero Dámaso Alonso y José María de Cossío disiparon la importancia de esa influencia rebatiendo lo exagerado de los postulados de García Soriano. En esa dirección han remado las dos editoras más modernas de la obra de Carrillo: Angelina Costa Palacios y Rosa Navarro. Ahora bien, el papel de pionero del culteranismo de Carrillo está, en mi opinión, fuera de toda duda. La obra de Carrillo, casi con toda seguridad fue leída por Góngora, y su lectura prendió en él cierta luz en el camino de su brillante oscuridad. ¿Cuánta? Haría falta un estudio amplio (histórico y literario), mucho más profundo que el hecho hasta ahora, para determinarlo. Que Luis Carrillo y Sotomayor fue el pionero más importante del culteranismo lo veía ya en su época Gracián, quien en su Agudeza y arte de ingenio (1669), llamó al poeta baenense “el primer culto de España”. ¿Lo diría de manera gratuita? No.

Ya en el siglo XVII también se opinaba sobre la influencia de Carrillo en Góngora. En concreto en el Ms. 3726 de la Biblioteca Nacional, donde se recopilan varias obras, entre las cuales están la Fábula de Acis y Galatea y la Fábula de Polifemo y Galatea, se dice: “Fábula de Acis y Galatea. Por Don Luis Carrillo dirigida al Conde de Niebla Don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, la cual según el juicio de algunos que lo tienen bueno han juzgado que dio motivo a D. L. de Góngora para hacer en la misma matª y en mismo poema la obra que tituló Polifemo, por haber salido la de D. L. Carrillo primero, o se llevaron poco tiempo. Pónese aquí por merecerlo la obra que es buena y de buen autor”.

En el llamado “Manuscrito Chacón”, algo único en la historia de la literatura europea: un manuscrito con todas las obras de Góngora recopiladas por su amigo Chacón, con las correcciones que el propio Góngora le fue haciendo (1619-1628), dice en su introducción: “En los mayores años o auisado de los assumptos, o escrupuloso del estilo menos graue en obras tan celebradas, no sin generosa vergüença de algún amigo de menor edad (confesó él) se empleó a la grandeza del POLIPHEMO i SOLEDADES, i otros más breues poemas que enseñará esta estampa”. No sólo yo opino que el “amigo de menor edad” pudo ser Luis Carrillo (2).

Si los escritos de Góngora circulaban en copias manuscritas en su época, lo mismo debió ocurrir con la obra de Carrillo, del Hábito de Santiago, comendador de la Fuente del Maestre, cuatralbo de galeras de España, cuyo padre fue nada más y nada menos que presidente de los consejos de Hacienda e Indias con Felipe III.

Góngora nombra a Fernando Carrillo, padre del poeta, casado con la baenense Francisca Fajardo, en algunas cartas dirigidas a su amigo Francisco del Corral (3). Que ambos tuvieran alguna relación por ser de Córdoba, por la posición de Carrillo en la corte y las necesidades económicas de Góngora puede resultar especulativo. No lo es que los dos estudiaron en Salamanca y pertenecían a la misma Cofradía de Estudiantes Andaluces. Lo avala un documento que recoge sus firmas al contratar el servicio de unos arrieros para los viajes (1581) (4). Difícil pensar que no se conocieran. Sobre la fluidez, la continuidad e intensidad del trato hacen falta documentos que lo reflejen.

Fernando Carrillo murió el 23 de abril de 1622 y fue enterrado en la Capilla de la Conversión de San Pablo en la Mezquita-Catedral de Córdoba, donde también sería enterrado su hijo Luis Carrillo, muerte antes de los 27 años. Góngora sería enterrado en la Capilla de San Bartolomé, propiedad de los Fernández de Córdoba, también en la Mezquita-Catedral.

La relación más explícita con los Fernández de Córdoba nos viene dada por la defensa que hace el Abad de Rute, Francisco Fernández de Córdoba, tío del VI duque de Sessa, Luis Fernández de Córdoba, protector de Miguel Colodrero Villalobos, y también de Lope de Vega, a quien le daría una prestamera en Alcoba.

Queda por investigar más a fondo la relación personal de Góngora con los Carrillo y con los Fernández de Córdoba, además de la conexión de la familia Góngora con Baena, donde en 1612 el corregidor se llamaba Pedro de Góngora.

Si Luis Carrillo de Sotomayor fue desbrozando el camino del cultismo en la poesía y se puede considerar un precursor de Góngora, Miguel Colodrero de Villalobos fue un “gongorino de tomo y lomo” (5), según lo califica Julio Cejador y Frauca. Más despectivamente aún lo trata Marcelino Menéndez Pelayo (“culterano furibundo”). Para un juicio más equilibrado habría que valorar la obra de este poeta baenense en su totalidad, y no sólo Varias Rimas (1629) que destila gongorismo a raudales, incluyendo un soneto “A don Luis de Góngora en alabanza a su Polifemo y Soledades”.

Bueno sería editar una antología que recopilara lo más interesante de la poesía que Colodrero tiene en sus cuatro obras. En la web www.juanalfonsodebaena.org en el menú “Baena”, “Personajes” hay algunos poemas que hacen alusión a Baena, así como en el apartado de eBooks.

El buen hacer del director de cine Miguel Ángel Entrenas con el estreno en Baena de su película Góngora, brillante oscuridad, nos ha permitido disfrutar en nuestra localidad de una recreación extraordinaria de la vida del inmortal cordobés. Tras ver la obra de Entrenas, nos alumbra el deseo de que en lugar de cuarenta y cinco minutos debiera haber rodado un largometraje.

NOTAS
1. “Luis Carrillo y Sotomayor y los orígenes del culteranismo”, BRAE 13 (1926): 591-629.
2. Véase Carlos M. Gutiérrez, La espada, el rayo y la pluma. Quevedo y los campos literario y de poder, Purdue University, 2005, pp. 91-92 y nota 33 en p. 289.
3. Semanario Pintoresco Español, 1854, pág. 354.
4. Ricardo Espinosa Maeso, “Nuevos datos biográficos de Góngora”, Revista de Filología Española, 1962, págs. 57-87
5. Historia de la lengua y literatura castellana (Época de Felipe IV o de Lope y Calderón), Madrid, Tip. de la “Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1916, tomo V, p. 93.

Precursor Gongora

EL ÚLTIMO CATÁLOGO SOBRE LA OBRA DEL PINTOR CORDOBÉS JOSÉ DUARTE INCLUYE UNA PINTURA SOBRE BAENA

El Ayuntamiento de Córdoba publica en su web de la Delegación de Cultura el catálogo de la última exposición del pintor José Duarte en Córdoba, que tuvo lugar entre junio y septiembre de 2013. Una de las pinturas que expuso Duarte recogía un cuadro dedicado a la Semana Santa de Baena (fotografía que ilustra este comentario).
Os incluimos el catálogo completo, tras la siguiente presentación del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, Juan Miguel Moreno Calderón.

PRESENTACIÓN
El siglo XX español estuvo marcado por los extremos. Fue una centuria vertiginosa que nos enseñó lo mejor y lo peor de un país que, sin duda, fue protagonista de la Historia. No cabe duda de que las sensibilidades artísticas más avanzadas del momento encontraron en aquella coyuntura histórica uno de sus grandes leitmotivs. Ya que, entre otras cosas, el siglo pasado nos enseñó que el arte no se explica fuera del contexto histórico en el que fue producido. De manera que, sin temor a equivocarnos, podríamos afirmar que fue a través de los creadores españoles más comprometidos con su tiempo como mejor hemos entendido la España del siglo XX. Uno de los observadores privilegiados de los que hablamos es, sin duda, el pintor José Duarte. La mirada de este autor, nacido en Córdoba en 1928, acompaña las vicisitudes de su tiempo en un modo tan inextricable que no erramos al afirmar que en su pintura se condensa la realidad social de un país en constante evolución.

Un país que ansiaba el cambio y el progreso a través de la revitalización del discurso formal e ideológico de cierta vanguardia, allá por los últimos años cincuenta. Lo que Duarte expresó, en el seno de Equipo 57, mediante una investigación inédita de los límites de la abstracción geométrica y de las posibilidades de la creación colectiva.

Posteriormente, ya en las décadas de los sesenta y setenta, Duarte se enrola en otra experiencia colectiva fundamental, Estampa Popular, que acercaría su trabajo a una estética figurativa a través de la que pretendió hacer crónica social. De esta etapa proceden algunos de sus más logrados cuadros en los que, fundiendo la inocencia y la crudeza de una época salpicada de contradicciones, se nos ofrece una mirada completamente inédita de la vida cotidiana en la España del momento. Finalmente, a partir de los años ochenta, la permeable sensibilidad del autor le invita a sumergirse en otros intereses que derivan de la irrupción del paradigma estético posmoderno, pero sobre todo de un cambio político y social lleno de optimismo.

Todas estas etapas, que nos traslucen a un pintor comprometido, arriesgado y nunca nostálgico, se han reunido en la sala de exposiciones Vimcorsa. Se trata de una particular muestra retrospectiva dedicada a Duarte. Con ella, la ciudad de Córdoba, a través de su Ayuntamiento, rinde un merecido tributo a uno de sus creadores más importantes.

Juan Miguel Moreno Calderón
Concejal Delegado de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba.

EL ENLACE PARA ACCEDER AL CATÁLOGO ES EL SIGUIENTE:
http://cultura.cordoba.es/uploads/Publicaciones/201306-duarte-catalogo.pdf

J Duarte

IV JORNADAS DE HISTORIA DEL IES LUIS CARRILLO Y SOTOMAYOR, EN LAS QUE PARTICIPA EL GRUPO AMADOR

Ya tenemos el programa de las IV Jornadas de Historia que organiza el IES Luis Carrillo de Sotomayor, que en esta ocasión cuentan con la colaboración en el patrocinio del Grupo Cultural Amador de los Ríos.

Desde el Grupo Cultural Amador de los Ríos destacamos la visita del profesor Nitai Shinan, que impartirá la conferencia «Sobre ingratitud y fanatismo, razón de estado y deber cultural: José Amador de los Ríos y la historia de los judíos y mudéjares de España». Tendrá lugar el 20 de febrero a las 17.30 horas.

Asimismo, resaltamos la ponencia de Jesús L. Serrano Reyes, miembro del Grupo Amador de los Ríos, titulada «Sobre fechas y nombres: Aportaciones para una biografía de D. José Amador de los Ríos». Se celebrará el 13 de febrero, a las 18.00 horas.

Otro miembro del Grupo Cultural Amador de los Ríos, María Jesús Pérez Tovar, disertará el jueves 13 sobre “Los hallazgos monetarios de Ituci”. Será a las 19.45 horas.

Incluimos a continuación el programa completo.

JUEVES 13 DE FEBRERO:
• 17:00 H. Recepción de asistentes y retirada de documentación.
• 17:30 H. Inauguración de las Jornadas a cargo del Sr. Concejal Delegado de Educación del Excmo. Ayto. de Baena Don Antonio Huete Ramírez.
• 18:00 H. Primera ponencia: “Sobre fechas y nombres: Aportaciones para una biografía de D. José Amador de los Ríos”, a cargo de D. Jesús Luis Serrano Reyes, Profesor del IES Luis Carrillo de Sotomayor.
• 18:45 H. Descanso.
• 19:00 H. Lectura de comunicaciones.
• 19:15 H. Segunda ponencia: “Ipsca (Baena, Córdoba): Un enclave urbano milenario a orillas del Guadajoz”, a cargo de D. José Antonio Morena López, Arqueólogo Municipal de Baena.
• 19:45 H. Tercera ponencia: “Los hallazgos monetarios de Ituci”, a cargo de doña María Jesús Pérez Tovar, Arqueóloga.
• 20:15 H. Debate y cierre de la jornada.

JUEVES 20 DE FEBRERO:
• 17:30 H. Primera ponencia: “Sobre ingratitud y fanatismo, razón de estado y deber cultural: José Amador de los Ríos y la historia de los judíos y mudéjares de España” a cargo de D. Nitai Shinan, Doctor en Historia por la Universidad de Jerusalén (Israel).
• 18:15 H. Descanso.
• 18:30 H. Lectura de comunicaciones.
• 18:45 H. Segunda ponencia: «Los judeoconversos de Baena (siglos XV-XVII). Rechazo e integración social» a cargo de D. Enrique Soria Mesa, Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Córdoba.
• 19:30 H. Debate.
• 19:45 H. Clausura de las jornadas a cargo del Excmo. Sr. D. Jesús Rojano Aguilera, Alcalde de Baena y D. José Rey García, Director del CEP Priego-Montilla.

IV Jornadas

CARTA DE UN AMIGO BAENENSE A OTRO

DE RAFAEL RUIZ ARJONA (*) A JOSÉ JAVIER RODRÍGUEZ ALCAIDE

Amigo José Javier:
He leído tu libro (suena bien el título). Lo he hecho en dos “tirones”. La Navidad ha pasado entre la lectura, pero más que leerlo lo que ha pasado ha sido andar dentro de él. En cada línea, a la vuelta de una página y otra ya me parecía verte con Paco Santiago, Paco Ariza o con los hermanos Caballero, Antonio y Juan, jugando al tótile en la calle San Bartolomé, echando el trompo, a correcalles o porrazo en la calle Llana, con bolas jugando al “joyo” en la esquina de Paco Reyes –era en la que mejor se jugaba de toda la Plaza Vieja-, después de coger “pan y quesito” en los árboles frente a tu casa.

“BAENA: MI INFANCIA RECUPERADA” –tu libro-, es ese rincón entrañable que cada uno de los que aquí te cito tienen, tenemos, a la par tuya, que guardar como pequeño tesoro de esas vivencias que has sacado de la memoria y el corazón. De los 38 escritos me gustan todos. ¡Estaría bueno! Pero me quedo con el de la carta a los Reyes Magos, “LA DOCENA DE HUEVOS DE PAVA”.

Con todo lo dicho, y agradeciéndote la dedicatoria, un abrazo.

(*) Rafael Ruiz Arjona es miembro del Grupo Cultural Amador de los Ríos.

NOTA: Rafael Ruiz, en un retrato de Paco Ariza.

R Ruiz

LA OCULTA CALLE DE AMADOR DE LOS RÍOS

La calle de José Amador de los Ríos en Córdoba está situada en el centro histórico de Córdoba, entre el Alcázar de los Reyes Cristianos y la Mezquita-Catedral. En esta importante vía se encuentra la Biblioteca Provincial de Córdoba, la Casa Sacerdotal y el Centro Diocesano.

Sin embargo, quienes busquen la calle que distingue al historiador, crítico literario y arqueólogo baenense tendrán difícil encontrarla al estar tapado el rótulo, casi en su totalidad, por un naranjo.

La fotografía fue tomada ayer.

Calle A de los Rios

UNA SALA DE EXPOSICIONES PARA BAENA CON UNA PROGRAMACIÓN PERMANENTE

JOSÉ CAÑETE (*)
Tradicionalmente el planteamiento de desarrollo de un territorio, ha estado vinculado al proceso productivo. Será a partir de 1982, tras La Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales, cuando se comienza a considerar la cultura una parte importante de este desarrollo, por tanto, desde esta perspectiva, no se puede entender bienestar material sin el espiritual.

Esta doble concepción de prosperidad económica y cultural ha sido captada e interpretada con acierto por el Ayuntamiento de Baena, a través de su proyecto : Baenacultura (Baniana I, Baniana II…) que empieza a dar fruto con la dotación de una importante infraestructura cultural. A pesar de lo expuesto, hay que matizar que este equipamiento no cubre todas las necesidades culturales de los baenenses. No se ha realizado un verdadero análisis y estudio de las mismas para que todas las áreas estén presentes y tengan protagonismo por igual. Encontramos unas más nutridas y otras más pobres y escasas. Es por ello, que debemos esforzarnos para dirigirnos hacia la mejora de la calidad cultural de Baena en todas sus vertientes.

Una parcela importante descuidada en este circuito cultural son las artes plásticas. Es cierto que existen espacios que se utilizan para realizar alguna exposición , pero ninguno ha sido proyectado y dotado desde sus orígenes para ello, e incluso pertenecen a otras áreas que limitan su función. Adolecen de infraestructura adecuada: sistemas de montaje, iluminación, personal técnico y encargado, programación… La Casa de la Cultura de Baena, que inicia su actividad en el 2011, es un edificio de 1.093 metros cuadrados de superficie construida que no responde en su planteamiento arquitectónico, de forma eficiente, a las funcionalidades expositivas. Todo ello es como consecuencia, de no haber existido un proyecto específico de sala de exposiciones, guiado por un equipo de profesionales especializados.

En definitiva, la sensibilización hacia el arte contemporáneo no se contempla en nuestra escena cultural, a pesar de las constantes manifestaciones llevadas a cabo por artistas locales y colectivos de Baena. Es el momento de afrontar esta reivindicación para valorar a los relevantes artistas que ha dejado nuestra historia local, sirva como telón a los actuales y como medio e intercambio para acercar el arte de otros pueblos o países.

La propuesta es doble y complementaria, por una parte acondicionar con los medios técnicos necesarios y capacitación del personal, una de las infraestructuras disponibles en la localidad, que son utilizadas como espacios expositivos en la actualidad de forma improvisada y no adecuada para albergar este tipo de actividades. Y por otra parte, con las condiciones ambientales idóneas, adecuar en el Castillo de Baena para el desarrollo de la actividad expositiva, dos de los cinco grandes depósitos del agua, de aproximadamente 15 metros de diámetro, o las dos salas ubicadas en la planta baja y superior de la Torre de las Arqueras, cuyo acceso se haría desde la entrada ubicada en la Plaza de Palacio.

Ahora es el momento, tras las intervenciones llevadas a cabo en el castillo en sus diferentes fases, de diseñar y acondicionar estos espacios que ofrecen una infraestructura y morfología adecuada, en espacios expositivos que reúnan las condiciones necesarias para que se puedan exhibir correctamente las obras de artistas plásticos, convirtiéndose en la Sala de Exposiciones que Baena merece. Esto sólo será posible si para emprender esta tarea se cuenta con el asesoramiento de un equipo de trabajo, formado por especialistas en diversas áreas, vinculados al mundo de la cultura de Baena. Tras este proceso, estos espacios cobraran vida mediante la realización de una programación continuada y permanente.

De este modo Baena, una ciudad milenaria con más de 20.000 habitantes, no se quedará en la historia de la arqueología, de los íberos, romanos, árabes…,tendrá también un presente vivo: el arte contemporáneo.

(*) José Cañete Martínez es pintor y miembro del Grupo Cultural Amador de los Ríos.

Este artículo se publica hoy en Diario Córdoba:
http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/sala-exposiciones-baena_854436.html

J Cañete

NUEVO LIBRO DEL PERIODISTA Y POETA ANTONIO RODRÍGUEZ

El periodista y poeta cordobés Antonio Rodríguez Jiménez presentará el próximo martes, 21 de enero, un nuevo libro de poesía. El acto tendrá lugar a las 20.30 horas en el Círculo de la Amistad de Córdoba. La edición de este nuevo volumen ha sido preparada por Calixto Torres, ilustrándose la portada con una pintura de José Luis Muñoz.

«Espero que nos podamos ver allí, donde hablaremos de esos seres etéreos y a veces humanos bendecidos por los dioses. Recitaré poemas sobre ángeles del cielo y del infierno», cuenta nuestro amigo Antonio. El libro lleva por título «Las legiones celestes».

Enhorabuena, Antonio.

Invitacion

TEXTOS SOBRE JOSÉ AMADOR DE LOS RÍOS

LA CRÍTICA DE VALERA A LA ‘HISTORIA SOCIAL, POLÍTICA Y RELIGIOSA DE LOS JUDÍOS DE ESPAÑA Y PORTUGAL’

El escritor egabrense Juan Valera publicó en 1877 una crítica sobre la monumental obra de Amador de los Ríos ‘Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal’, en la que analizaba la importancia del libro publicado por el escritor baenense.
Incluimos a continuación el texto completo de esta crítica, a la que se puede acceder a través de la Biblioteca Virtual de Andalucía, en la dirección:

http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/catalogo/corpus/unidad.cmd?idCorpus=30&idUnidad=391&posicion=1

CRÍTICA DE JUAN VALERA

I

A pesar de nuestros interminables disturbios políticos y de la triste situación de España, no se ha de negar que, en vez de notarse decadencia en las ciencias y en la literatura, florecen éstas en nuestro tiempo como en las épocas más brillantes de la historia patria.

Uno de los principales propósitos de esta nueva publicación, es dar testimonio de tal florecimiento: pero como á más de dar dicho testimonio, queremos contribuir al florecimiento mencionado, nos juzgamos en el deber de no exagerar el mérito y de hacer estricta y hasta severa, justicia á los libros que en estos últimos años se han publicado y que en adelante se publiquen, y á cuyo examen crítico pensamos consagrar mucha parte de nuestras columnas.

El fallo que demos ha de ser razonado y fundado, si bien porque las dimensiones de nuestro periódico no son grandes, trataremos de ser en extremo concisos.

La primera obra que nos toca examinar, es la que lleva por título el que sirve de epígrafe al artículo que ahora escribimos. El Sr. Amador de los Ríos, discreto, infatigable y erudito autor de muchos libros de valor, entre les cuales descuella la Historia crítica de nuestra literatura, había ya publicado en 1848 uno, cuyo título es Estudios históricos, políticos y literarios sobre los judíos de España, el cual tuvo en nuestro país y en tierras extrañas éxito tan merecido como lisonjero entre los doctos y los apasionados al estudio de la historia.

El asunto era nuevo é interesante, y estaba tratado con muy imparcial juicio y con selecta y atinada erudición.

El trabajo del Sr. Amador de los Ríos era, no obstante, incompleto: abarcaba demasiado asunto para tan pocas páginas, y no podía menos de tocar con ligereza ó pasar con rapidez y descuido sobre puntos y materias de la mayor importancia. Así, por ejemplo, mientras que el Sr. Amador de los Ríos nos daba muy curiosas noticias sobre poetas y literatos judíos, en cuyas obras, escritas las más en castellano, se nota el influjo de la ciencia y de [Pg. 137] las letras cristianas, dejaba muy en la sombra el gran desenvolvimiento intelectual propio y castizo del pueblo judaico en nuestra península, movimiento cuyas dos más altas manifestaciones, la poesía y la filosofía, suscitaron una serie inmortal de varones eminentes, entre los cuales resplandecen Maimónides, Salomón ben Gabirol, Josef ibn Abitur, Moisés y Abraham ben Ezrá, Isaac ibn Giat, Gehudah ha Leví de Toledo, Bechai ben Josef, Chalfon, Nachum, Moisés ben Nachman, y no pocos otros, de cuyas obras y pensamientos no hubiera bastado un volumen mayor que el de los Estudios para dar la idea conveniente y hacer formar al lector el debido concepto.

Conociendo esta falta el Sr. Amador de los Ríos, y animado, además, por el aplauso obtenido por sus Estudios, citados, celebrados y copiados á veces en escritos posteriores de sabios extranjeros, como Kayserling y Bedarride, determinó dividir en dos partes el asunto, y escribir sobre cada una de estas partes una obra más fundamental y extensa. Una de las partes dará motivo á la Historia científica y literaria de los judíos de España y Portugal, que aun está por escribir. La otra parte ha dado ya motivo á la Historia social, política y religiosa del mismo pueblo, que es la que nos incumbe examinar ahora.

Sentimos tener que empezar por una censura cuya razón no está clara, por lo cual la exponemos con timidez y casi en forma de duda. Nos inclinamos á creer que en el título está de sobra la palabra religiosa. Como lo que distingue á los judíos, lo que ha hecho que no se confundan con otras castas de gentes y naciones después de haber vivido, tantos siglos há, errantes y diseminados por el mundo, es la religión que profesan y su energía y briosa pertinacia para conservarla, claro está que en este sentido toda historia de judíos es historia religiosa. Huelga, pues, dicho epíteto en el título de la obra. Y si por religiosa ha de entenderse otro concepto, determinado y concreto, el señor Amador de los Ríos promete en el título más de lo que puede y debe cumplir, ya que el desenvolvimiento de las doctrinas religiosas de aquel pueblo ilustre no llegará á describirse de un modo satisfactorio sino al tratar con detención y profundidad de sus filósofos y poetas, religiosos todos, ó al menos los más egregios, y cuyas profundas especulaciones ejercieron tanto influjo en la filosofía arábiga, en la escolástica cristiana y en la moderna filosofía europea.

Mejor, pues, en nuestro sentir, hubiera sido hacer la división y dar los títulos á las dos partes de esta manera: Historia religiosa, científica y literaria é Historia social y política de los judíos.

Como quiera que sea, nos parece que la parte [Pg. 139] religiosa de la Historia que rápidamente vamos á examinar, no es la especulativa, sino la práctica y exterior, la que da carácter y consistencia esencialísima al ser social y político del pueblo judío, así en España como en cualquiera otra parte del mundo, sobre todo en épocas de tanto fervor religioso como en la Edad Media.

Entre las prendas estimables que como historiador adornan al Sr. Amador de los Ríos, sobresalen dos que debemos tener muy en cuenta, porque ambas concurren á dar mayor autoridad á su libro, quitándole tal vez en amenidad lo que le añaden en solidez de doctrina. El Sr. Amador de los Ríos tira á narrar y no á probar; se apasiona poco, no tiene una tesis preconcebida que anhele sacar triunfante: es, por lo tanto, imparcial y frío. La otra prenda es la de la circunspección; no atreviéndose nunca nuestro historiador, como hacen otros, á iluminar con la luz de la fantasía y con el falaz hechizo de conjeturas sutiles, los puntos obscuros y los sucesos dudosos, sino ateniéndose á los documentos, sin sacar de ellos, á fuerza de ingeniosidades, lo que no está en la letra ni en el espíritu que contienen.

De esta segunda cualidad da el autor, desde luego, señalada muestra en el primer capítulo de su Historia, donde es muy sobrio de afirmaciones.

Nosotros, que tenemos poca responsabilidad escribiendo á la ligera, ya que no afirmemos, podemos dar como probable la venida á España de muchos judíos desde tiempos remotos. ¿Qué tiene de extraño que en los bajeles tirios, reinando Hiram, aliado de David y de Salomón, viniesen á España israelitas, y hasta que se establecieran en las colonias de los fenicios? Sabido es que en los bajeles de éstos, que hicieron la primera expedición á Ofir, Salomón envió súbditos suyos, y que la parte que le cupo en la ganancia pasó de 420 quintales de oro, sin contar el marfil, el sándalo, los pavos reales, los papagallos y los monos que de allá le trajeron. El comercio de los fenicios con este descubrimiento de Ofir se extendió desde el Indo hasta las costas de la antigua Bretaña. Nada, pues, más verosímil que el que Salomón comerciase con España, como se tiene por seguro que comerció con la India, siempre en compañía y aparcería con su amigo el de Tiro.

Con la misma circunspección y cautela procede el Sr. Amador de los Ríos respecto á sucesivas inmigraciones de judíos en España en la época de Nabucodonosor y en otras posteriores; pero si bien refutando las fábulas á que dichas verosímiles inmigraciones han dado ocasión, nuestro autor se inclina á creer que los judíos vinieron á España antes que los romanos, y aun antes que los cartagineses, [Pg. 141] y que sus colonias se fundaron al amparo de las de Tiro en el Oriente y Mediodía de nuestra península.

Por lo demás, el primer documento fehaciente de la existencia del pueblo judío en España es una lápida sepulcral, mutilada y hallada en Adra. Por el estilo de la escritura calculan los epigrafistas que la inscripción es de principios del siglo III. Debe, con todo, tenerse por cierto que después de destruída Jerusalem por Tito, y desterrados los judíos para siempre de su país por Adriano, fué cuando éstos acudieron en mayor número á establecerse en nuestra patria.

La vez primera que como colectividad se mientan los judíos de España en un documento español, es en los cánones del Concilio de Ilíberis, al empezar el siglo IV donde se da prueba contra ellos de la mayor intolerancia. Desde entonces hasta la invasión de los bárbaros del Norte es de presumir, aunque no conste, que fueron rudamente perseguidos y vejados por los hispano-romanos como deicidas manchados con la sangre del Redentor. Harto indicio dan de esta saña los terribles versos de Prudencio que cita el historiador.

La invasión de los visigodos, que eran arrianos, fué muy favorable al pueblo hebreo, el cual creció con nuevas inmigraciones y se enriqueció y floreció con la tolerancia, protección y favor de aquellos herejes: pero, no bien se celebró el tercer Concilio de Toledo y los visigodos se hicieron católicos, la persecución empezó con gran furia.

Toda esta parte de la historia, una de las más curiosas y obscuras, está magistralmente tratada por el Sr. Amador de los Ríos. De la mera exposición de los hechos se infiere que los judíos, acosados del modo más cruel por aquellos reyes bárbaros, sometidos á una teocracia fantástica, hubieron de conspirar á la caída de la monarquía de Recaredo, y que la dura política de Sisebuto, Chintilla, Recesvinto y Ejica, no pudo menos de dar á los musulmanes, que vinieron contra Don Rodrigo, un auxiliar resuelto y lleno de rencor en el pueblo humillado y atormentado siempre como deicida. La benignidad de Witiza, que por fuerza había de ser efímera, y que tal vez ha valido á dicho rey la malísima nota de que goza, no habiendo sido peor que otros muchos, no podía ya calmar el rencor de los judíos, los cuales recibieron con los brazos abiertos y como libertadores y amigos á los sectarios del Islam.

Desde este momento, la obra del Sr. Amador de los Ríos, contando ya con gran copia de documentos, viene á ser en extremo interesante, aunque tenga que pecar de cierta monotonía, inherente al asunto.

Los judíos, que viven entre los muslimes, como son más inteligentes y sabios, se hacen más ricos. Muchos príncipes confían á un judío el gobierno de su Estado. Este gobierna con habilidad, pero favorece á los de su casta. Los muslimes se hartan del valido y al fin, ó logran que el príncipe le mate ó le despida, ó matan ó destronan al príncipe, acabando luego con el valido. Dado este primer paso, la cólera y la codicia del pueblo se desahogan y satisfacen más aún con la muerte violenta y el saqueo de otros muchos judíos, quienes blandamente y con la tranquilidad de que han gozado, han obtenido un alto grado de prosperidad y han acumulado grandes tesoros.

Esta tragedia, con diversos nombres é incidentes, pero idéntica en lo substancial, se repite con frecuencia, no ya sólo entre mahometanos, sino entre católicos españoles durante toda la Edad Media.

Se diría que los hebreos eran como la alcancía ó hucha viviente de los demás habitantes de España, quienes la iban cuidando y rellenando de dinero hasta que la rompían.

Desde principios del siglo VIII hasta fines del siglo XV, la historia de los judíos españoles está tejida de estas intermitencias de prosperidad y catástrofe, valimiento y persecuciones. El odio sistemático y constante contra los judíos, por meros motivos religiosos, no se declaró resueltamente entre los cristianos españoles, volviendo á adquirir la fuerza de intolerancia que tuvo entre los visigodos católicos, hasta la unión de las dos coronas de Aragón y Castilla.

II

Imposible nos es seguir al historiador en el intrincado laberinto de sucesos, cambios, revoluciones y hundimientos y levantamientos de Estados, que componen nuestra historia de los siglos medios. Baste decir que, al través de ese laberinto, con copiosa y pertinente erudición, exquisita sagacidad y sumo tino, desentraña el Sr. Amador de los Ríos cuanto hay que saber de la condición social de los judíos españoles y de su extraña y varia fortuna. Debe afirmarse, además, que, habiendo sido los judíos una casta de tanto brío intelectual en nuestra Edad Medía, el Sr. Amador de los Ríos, al poner en claro su historia, contribuye eficazmente al esclarecimiento y mejor inteligencia de la general de España en dicho período.

Durante el califato de Córdoba, los judíos, perseguidos á veces por los muslimes, como en tiempo de los visigodos, se rebelaron ó auxiliaron á los rebeldes en algunas ocasiones, pero siempre fueron vencidos, porque su triunfo sólo podía fundarse en la astucia y el saber, y no en la fuerza.

A que se aumentase el saber de los judíos españoles, dió motivo un suceso novelesco, que tiene apariencias de providencial. El famoso rabino Moisés-Hanoch, lumbrera de las escuelas de Oriente, tuvo que emigrar de Sura, á mediados del siglo X, y se embarcó para Italia con su hermosa mujer y su sabio hijo. Ebn Rumahís, almirante de las naves cordobesas, los hizo cautivos. Enamorado el almirante de la hermosa hebrea, la persiguió de suerte que ella se arrojó al mar para salvar su castidad y su honra. El sabio viudo y su hijo y discípulo fueron vendidos como esclavos en la capital del califato andaluz. No presumía nadie que aquel esclavo era un pozo de ciencia; pero un día que el gran rabino Natan explicaba en la sinagoga, el esclavo Moisés se atrevió á pedir la palabra para contradecirle, y dió tales muestras de elocuencia y sabiduría, que los doctores y el pueblo le aplaudieron maravillados. Natan declaró ante el sanhedrín que declinaba los honores de juez y maestro (rabbi dayan), y toda la sinagoga proclamó en seguida para sucederle á Moisés Aben Hanoch, colmándole de honras y presentes.

De este punto parece que arranca el gran florecimiento de la ciencia judaica en España. Con él coincidió también el más alto grado de prosperidad material y política de los judíos, cifrada, durante años, en la larga privanza de Abu Josef Aben Hasdai con Abd-er-Rahman III, el más glorioso de los califas y el primero que llevó dicho título en España, y con Al-Haken, que no sólo heredó el trono, sino también el afecto hacia el sabio judío.

La omnipotencia de éste, si se empleó bien en el califato, contribuyó no menos al brillo y próspera suerte y desenvolvimiento intelectual de los judíos. Hasdai favoreció el cultivo de la filosofía, de la teología, de la poesía y de las ciencias, rodeándose de sabios y poetas, á quienes prodigaba su favor, y como se interesaba tanto por los hombres de su casta, envió una singular embajada en busca de un reino judío independiente que se decía que existía aún en el Asia.

Llamábase este reino de Hazar ó Kasar, y estaba situado á ambas márgenes del Volga, cerca de su desembocadura, entre el Cáucaso y el mar Caspio. La nota del Sr. Amador de los Ríos acerca de esta embajada es interesante por muchos estilos. El rey de Kasar ó Kusar no era judío de raza, sino convertido como todos sus súbditos, y sabido es que sobre los argumentos y razones de que se vale un sabio hebreo para su conversión, compuso más tarde Jehudá ha Leví de Toledo su famoso libro titulado Kusari.

Con la caída del califato no se puede decir que perdieron mucho los judíos que entre los mahometanos moraban. En casi todos los reinos que de la desmembración del imperio vinieron á formarse alcanzaron los judíos gran valimiento con los príncipes y fueron los verdaderos gobernadores y repúblicos. Entre los más eminentes de estos validos descuella el rabí Samuel Leví Aben Hagrela, omnipotente en Granada, mientras reinó Aben Habbús. El hijo de Samuel Leví, llamado Abú Hassain Josef Aben Hagrela, apellido que con una letra menos conservan aún familias ricas de Granada, sucedió á su padre en la privanza, sirviendo á Badis, sucesor de Aben Habbús, hasta que irritados el pueblo y los soldados berberíes contra este privado, menos hábil y prudente que su padre, le dieron muerte cruel, haciendo además horrible matanza y saqueo en los otros judíos granadinos.

Hay quien hace subir el número de los muertos á 1.500 familias.

El mismo fin tuvo en Zaragoza la privanza de Jukutiel con Al-Mondir.

No arredró esto á Abú Fadhel Aben Hasdai, nieto del célebre valido de Abd-er-Rahman III, para que gobernase también el reino de Zaragoza bajo el cetro de Al-Moctadir.

Pero donde más favor y poder alcanzaron los judíos, fué en Sevilla, bajo el reinado del sabio rey y egregio poeta Al-Motamid. Isahac Aben Albalia, Isahac Aben Leon, Nehemías Aben Escafa, y otros, eran los verdaderos señores de Sevilla, con grande escándalo y envidia de los más fanáticos musulmanes. Este encumbramiento de los judíos fué general en todos los reinos de Taifa.

Un muslín de aquellos tiempos dice, y con distintas palabras repiten otros lo mismo, que los judíos percibían las contribuciones, vivían con toda holgura, no había parte en que no mandase uno de aquellos malditos, se vestían magníficamente y sabían todos los secretos de Estado.

Los judíos, además, en aquella época, tuvieron colonias ó pueblos, donde gozaron de grande independencia municipal, formando unas á modo de repúblicas, entre las cuales llegaron varias á la mayor prosperidad en riqueza y cultura, distinguiéndose, sobre todas, la de Lucena, ciudad hoy de la provincia de Córdoba.

Lo mismo que los soberanos de estos reinos de Taifa, se señala en general la época en que vivieron, aun entre los cristianos, por un notable espíritu de tolerancia religiosa y hasta por cierta relajación en las creencias; tolerancia y relajación nacidas, sin duda, del trato frecuente y de la amistad y convivencia de los hombres de tan diversas religiones como entonces poblaban á España. Lo cierto es que, salvo momentáneos períodos de fanatismo, como, por ejemplo, recién venidos los almoravides, hay, por lo común, en toda la España, desde el siglo X al XIII una gran libertad religiosa, que tal vez pudiera fundarse en el indiferentismo. Esta disposición de los espíritus favoreció mucho á los judíos.

Nadie dió muestras más claras de tolerancia y favor para con ellos que Alfonso VI, conquistador de Toledo. Este príncipe, amigo de los muslimes, que se complacía en llamarse emperador de ambas leyes, la de Cristo y la de Islam, protegió también á los sectarios del Talmud, procurando en todo su bienestar y elevación. Los judíos le probaron en varias ocasiones su gratitud, sacrificando por él la hacienda y la vida. En la rota de Zalaca, se cuenta que pelearon valerosamente en el ejército cristiano hasta cuarenta mil hebreos, de los cuales murieron muchos, vendiendo cara la victoria.

El favor concedido á los hebreos, fué en cierto modo aprobado por el papa Alejandro II; esto es, el Papa aplaudió que el rey Alfonso VI salvase á los judíos de ser degollados, porque en todas partes están dispuestos á la servidumbre; pero Gregorio VII escribió una carta al mismo rey Alfonso, en la cual, apartándonos de la opinión del señor Amador de los Ríos, no advertimos contradicción, sino consonancia perfecta con la de Alejandro II, ya que Gregorio VII no dice nada de matar ó de salvar á los judíos, sino que condena que el rey les dé empleos y dominio sobre los cristianos, asegurando que esto es oprimir la Iglesia y exaltar la sinagoga de Satanás, y para dar gusto á los enemigos de Cristo, despreciar al mismo Cristo.

Alfonso VII, otros reyes, y no pocos magnates y grandes señores, se mostraron igualmente favorables á los judíos; pero el pueblo los odiaba, se alzaba en motines contra ellos, y solían á veces matarlos y robarlos.

Lo mismo que en los reinos de Taifa y que en Castilla, acontecía en Cataluña, en Portugal y en Navarra, donde la intolerancia vino de fuera y empezó á recrudecerse con la introducción de los frailes dominicos y franciscanos, con las disposiciones del Concilio IV de Letran, y con los esfuerzos, amonestaciones y quejas del Papa Inocencio III á los reyes de la península, porque no cumplían dichas disposiciones, y tenían cerca de sus personas á judíos, cosa intolerable y que pedía pronta y eficaz enmienda.

En suma, esta afición á los judíos, llegó á costar el trono á un rey de Portugal, acusado por obispos y frailes en el Concilio de Lyon, y depuesto por sentencia pontificia de Inocencio IV.

Ya hemos dicho que nos es imposible dar en tan breve espacio una idea cabal de la obra del Sr. Amador de los Ríos; pero no podemos resistir al deseo de seguir haciendo de ella un ligero extracto.

A pesar de los esfuerzos, en daño de los judíos, hechos por la Santa Sede y los Concilios generales, los reyes de León y de Castilla los favorecieron por mil razones, y en esta política persistieron todos, sin excluir á San Fernando. Los judíos eran entonces un instrumento de cultura y de riqueza, y contribuían poderosamente al desenvolvimiento de la civilización española. Con gran copia de documentos, con el examen de los fueros y cartas pueblas, que con tanta frecuencia se daban entonces, y con las letras pontificias y exposiciones en contra de nuestros reyes, prueba el Sr. Amador de los Ríos, ó, mejor dicho, nos dá los medios de probar, pues él narra y no prueba, que la intolerancia no fué española hasta muy tarde, sino que vino de allende los montes. Hasta de un modo material se patentizó la benignidad de los cristianos españoles con relación á los demás de Europa, cuando vinieron los extranjeros en gran número y como cruzados á combatir en las Navas de Tolosa, á donde, por último, llegaron pocos, quedando sólo para España la gloria de aquel triunfo.

Los cruzados se amotinaron en Toledo contra los judíos, con propósito de robarlos y matarlos, y lo hubieran logrado, si, como dice el Padre Mariana, „no resistieran los nobles á la canalla y ampararan con las armas y autoridad á aquella miserable gente».

Compitió con San Fernando, y hasta le superó en benevolencia para los judíos, el glorioso rey de Aragón D. Jaime el Conquistador, sobre cuyo reinado, en todo lo perteneciente al pueblo judaico, nos da importantes noticias la Historia que examinamos.

Dadas aquella edad de hierro, las continuas quejas y excitaciones del clero regular y secular, y las amonestaciones de la Santa Sede, no se puede imaginar mayor tolerancia y hasta libertad de conciencia que las que en los fueros de Aragón, de Valencia y en otras leyes de D. Jaime resplandecen.

En su tiempo, empezaron en el Reino de Aragón las famosas controversias públicas entre frailes y rabinos, acerca de la verdad de las respectivas religiones. Heine, el egregio poeta judío-alemán, ha popularizado una de estas conferencias, refiriéndola de un modo harto burlesco en un gracioso romance. De las dos que describe y cuenta el señor Amador de los Ríos, es la segunda en extremo notable por varias circunstancias.

Sostenedor de la ley de Moisés contra la de Cristo fué en aquel certamen el rabino Ben-Astruch, quien, como era natural, pidió que le declarasen irresponsable de todas las ideas, palabras y razones, que emitiese en la disputa.

El rey otorgó dicha irresponsabilidad, licentia dicendi omnia quacumque vellet in ipsa disputatione, y con esta licencia, en el palacio real de Barcelona, disputó el judío con un fraile, ante un gran concurso de teólogos, caballeros y damas. El obispo de Gerona, después de terminada la disputa hablada, pidió al rabino Ben-Astruch, que escribiese en un libro lo que de palabra había dicho; y el rabino, pedida y otorgada para escribir la misma venia que obtuvo para hablar, escribió su apología y la remitió al obispo.

Pero este y otros prelados y frailes, olvidada la venia concedida, trabajaron por condenar por blasfemo al rabino, y tuvo el rey que armarse de toda su entereza para sacar á salvo al judío y la palabra que le había dado. Hasta el Papa Clemente IV, en carta que escribió al rey, felicitándole por la conquista de Murcia, no disimula su enojo porque había quedado impune Ben-Astruch.

Con la muerte de D. Jaime perdieron los judíos un generoso protector y un firme escudo, del cual empezaban á tener más necesidad que nunca, pues con las predicaciones de dominicos y franciscanos se iban aumentando cada vez más en la plebe la animadversión contra ellos, estallando ésta en frecuentes tumultos que terminaban con la muerte de la prole de Israel.

Ya en el débil, aunque sabio rey Alfonso X, se nota el influjo de las predicaciones de dominicos y franciscanos y de las prescripciones canónicas contra los judíos; y aunque se vale de ellos para sus empresas científicas y para el gobierno de su hacienda, los veja, los difama y los ofende á menudo, así en sus escritos como de obra.

Tal es, en resumen harto conciso, lo que contiene el tomo I de la Historia de los judíos, la mejor en nuestro sentir del fecundo escritor y catedrático de esta Universidad central.

En correspondientes artículos sucesivos examinaremos los tomos II y III.

Entre tanto, nos creemos en el grato deber de recomendar á los doctos y curiosos la adquisición y estudio de un libro, lleno de noticias, escrito con elegancia, pensado con discreto y nada parcial juicio, y fundado en el estudio detenido y diligente de todos los documentos y fuentes históricos.

Los tres tomos, de cerca de 600 páginas cada uno, están lujosa y elegantemente impresos por Fortanet, á expensas del Sr. Dorregaray.

Madrid, 1877.

CUADRO AMADOR CUADRADO

LA ALMAZARA QUE REIVINDICÓ UNA CULTURA

REPORTAJE

LA ALMAZARA QUE REIVINDICÓ UNA CULTURA
Los hermanos Núñez de Prado tomaron una decisión hace 25 años que cambió la forma de entender el olivar al unir tradición y calidad Fueron llamados los ‘Rolls Royce’ del aceite

F. EXPOSITO 13/01/2014 (DIARIO CÓRDOBA)
Hace 25 años no existía en los mercados el aceite Núñez de Prado. La séptima generación de esta familia olivarera tomó una insólita decisión en 1989 que supuso un cambio sustancial en el entendimiento del cultivo milenario en Córdoba y en Andalucía. «Nos dimos cuenta de que teníamos que salir fuera de España y comenzamos a comercializar la marca Núñez de Prado. Teníamos un molino clásico y empezamos a envasar de manera tradicional en frascas madrileñas la flor del aceite. Queríamos conseguir el precio que debía tener nuestro aceite, no el que nos pagaban», asegura Francisco Núñez de Prado, uno de los hermanos de esta familia baenense que ha llevado el nombre del virgen extra cordobés a los lugares más lejanos del mundo cuando en las estanterías solo aparecían los aceites españoles envasados por italianos. Poco después decidieron abrir su histórica almazara a las visitas turísticas. «Constatamos que había muchas personas que querían conocer el origen del cultivo mediterráneo y cómo se extraía el zumo de la aceituna», explica Francisco Núñez de Prado. «El aceite era un desconocido. No se sabía explicar bien su uso, las propiedades saludables que tenía o que el olivar era un bosque que limpiaba de CO2 la atmósfera», añade el empresario. Así fueron llegando cada vez más turistas, muchos de ellos de Japón y Estados Unidos, mercados por los que apostaron desde el comienzo. «La visita era en español, francés e inglés. Nos adelantamos sin darnos cuenta en el sector del aceite de oliva, cuando en otros productos como el vino ya lo venían haciendo desde hacía muchos años», recuerda.

Atrás quedaba la decisión de su padre de cerrar el molino familiar a finales de los años sesenta. Hasta 1982 los cuatro hermanos no decidieron reabrir la almazara. La peculiar botella cuadrada comenzó a aparecer en los medios de comunicación más importantes de España y del extranjero. El antiguo molino se abría a los ojos sorprendidos de los visitantes, que podían observar cómo se hacía el prensado de la aceituna mientras disfrutaban del tradicional desayuno molinero en el que, como no podía ser de otra manera, el aceite era el rey de los ingredientes, ese zumo que, como indica siempre Francisco Núñez de Prado, «potencia sin cambiar el sabor natural de los alimentos». La almazara baenense, situada en pleno centro del municipio, es hoy uno de los grandes tesoros del patrimonio industrial español. En estos 25 años su innovadora decisión de unir tradición con calidad, al mismo tiempo que enseñaba las raíces de la cultura mediterránea a través de la aceituna, fue reconocida con numerosas distinciones. En el camino quedó su hermano Andrés, que ahora da nombre al premio de investigación en agricultura ecológica más importante que se entrega en Andalucía.

NOTA: La imagen fue tomada en 1997 y recoge a los cuatro hermanos Núñez de Prado, en la histórica bodega de la almazara baenense.

Almazara

EL MIRADOR QUEBRADO DE MADRE DE DIOS

UNA HISTÓRICA IMAGEN DEL FOTÓGRAFO E HISTORIADOR RAFAEL RUIZ ARJONA

La fotografía fue tomada por el fotógrafo e historiador baenense Rafael Ruiz Arjona desde la plaza del Castillo de Baena. Lo curioso de la imagen es la ausencia del mirador, que no fue reconstruido hasta hace unas décadas después de permanecer muchos años derruido tras la guerra civil. Ésta será una de las fotografías que integrarán la serie sobre la Almedina que expondrá el Grupo Cultural Amador de los Ríos en el mes de marzo. La muestra está dedicada a uno de los últimos fotógrafos de la familia Ruiz. Precisamente, de esta exposición que estaba preparando y de la documentación que recopiló para documentar la muestra que iba a exponer en la ciudad surgió su libro ‘Baena testimonios de su historia’. Él mismo cuenta cómo surgió esta colección de fotografías que se expondrán a partir de marzo: “En 1970 pensé en hacer una exposición de la Almedina de Baena basada en la colección de fotografía que había realizado de dicho barrio, para ilustrarlas con algún texto nuevo sobre la historia visité durante algún tiempo la Biblioteca Nacional y el Archivo Histórico Nacional buscando documentación. Fue tal la cantidad que apareció que desbordó el proyecto y surge el primer libro en 1986 (“Baena testimonio de su historia”), que editaron el Ayuntamiento de Baena, la Diputación Provincial de Córdoba y Cajasur. Es el inicio de mis trabajos sobre nuestra tierra, lo que fui alternando con artículos periodísticos, un tiempo que compatibilizaba trabajo, horas extraordinarias en una imprenta en época difícil en el que había que pagar piso y sacar tiempo para la investigación en la que aún sigo, en este tiempo de esfuerzo existía un binomio que no sé cómo calificar “mucho trabajo y poco dormir”.

Rafael Ruiz Arjona nació en Baena el 20 de octubre de 1936. A muy temprana edad asistió al colegio de monjas de Santa Marina, teniendo de profesora a Sor Paula; posteriormente, en el grupo escolar Juan Alfonso de Baena, sus profesores fueron Antonio Candel López, Manuel Rodríguez Zamora y Juan José García Toro. En 1965 emigró a Madrid, donde reside en la actualidad en el municipio de Leganés.

Comentario: F. EXPÓSITO

Mirador