NOS UNIMOS AL CUARTO CENTENARIO DEL FALLECIMIENTO DE MIGUEL DE CERVANTES

El Grupo Amador de los Ríos se une al cuarto centenario del fallecimiento de Miguel de Cervantes. Comenzamos con un boletín dedicado al autor de El Quijote, con texto de nuestro compañero e hijo predilecto de Baena, José Javier Rodríguez Alcaide.

¿LO QUE ACAECÍA EN TIEMPOS DE CERVANTES SUCEDE HOY?
No necesariamente, pues ahora no tenemos brujas. En el coloquio de Cipión y Berganza, este perro relata la brujería que existía en Montilla, “Villa del y gran cristiano Marqués de Priego, señor de la casa de Aguilar y de Montilla”. “La Camacha ya pagó su pecado y está donde Dios se sabe. Has de saber, hijo, que en esta villa vivió la más famosa hechicera que hubo en el mundo, a quien llamaron la Camacha de Montilla”. Aquella Camacha realmente existió hacia la mitad del Siglo XVI y por hechicera la condenó la Inquisición de Córdoba y Cervantes que en Montilla estuvo en 1592 conoció de esa circunstancia. Cervantes señala que también estaba la Montiela, famosa, y la Cañizares si no tan sabia como las otras dos, al menos, de tan buenos deseos. En verdad en estos días en España no existe la brujería aunque actuó o se reconoció como tal en aquel siglo XVI. Sí había ladrones en aquella época porque Cervantes en aquel coloquio de los perros, Cipión y Berganza, reconoce que en Sevilla funcionaba la casa de Monipodio, “encubridora de ladrones y pala de rufianes! Aquellos ladrones no sólo estaban en el patio de Monipodio sino también en las majadas cuando vio Berganza que “los pastores eran los lobos y que despedazaba el ganado los mismo que la habían de guardar” “No había lobos; menguaba el rebaño”.

Esa actitud también se da en el día de hoy. Hoy los centinelas duermen, la defensa de la rectitud ofende, la confianza roba y aquel que nos administra nos roba. Hoy también hay gente de ancha conciencia, desalmada, sin temer al Rey ni a la justicia. Cervantes escribía que son como “aves de rapiña carniceras, manteniéndose ellos y sus amigos de lo que hurtan”. Hay quienes han aprovechado su posición en ciertas cajas de ahorros y se han aprovechado con sus amigos de los recursos de esas cajas, de los que se llevan diezmos y primicias, “donde no moderaron en sus tajadas y socaliñas, llegaron con talegas vacías y salieron llenas”.

Entonces había un buen jamón de Rute para aliviar los dolores del cuerpo, según cuenta en “El casamiento engañoso”, aquel Cervantes, baenense de abolengo, que también lo elogió en “la Gran Sultana doña Catalina de Oviedo”. Ya no se madura ese jamón en Rute sino anís, pues aquel jamón se ha trasladado a las cercas y dehesas de Villanueva de Córdoba.

Contemplamos ahora que por fin la justicia anda veloz, y, pausada a veces, para luchar contra la corrupción aunque en tiempos de Cervantes tal pecado también se daba en la propia justicia. Como elegantemente se nos dice en la gitanilla que “tres veces por tres delitos diferentes me he visto casi puesta en el asno para ser azotada y de la una me libró un jarro de plata, y de la otra una sarta de perlas y de la otra cuarenta reales de a ocho que había trocado por cuartos, dando veinte reales más por el cambio”. A penas se conocen en España casos de algún juez o jueza que haya prevaricado aunque sí se reconoce que los procedimientos para encarcelar a los que roban son premiosos o lentos. Se quejaban las gitanas de que procuradores y ministros de la muerte son arpías para ellas que querían desollarlas dejando en paz al saltador de caminos. Hoy no deben preocuparse porque legalmente pueden robar en tiendas y supermercados siempre que lo afanado no supero una cantidad determinada.
En época de Cervantes había leyes que favorecían a las mujeres en algunas de sus obligaciones contraídas, leyes que se llamaban de los emperadores Justiniano y Veleyano. La tía de Cervantes, doña María de Cervantes el 13 de mayo de 1533 escribió: “Yo por ser mujer renuncio las leyes de los emperadores Justiniano y Veleyano”. La hermana de Cervantes doña Magdalena Pimentel de Sotomayor en 11 de mayo de 1578 “renunció las leyes de emperadores, senatus consultus Veleyano, y las leyes de Toro o Partidas, de que fue avisada”. Hoy también tenemos leyes que protegen a la mujer como las de la “violencia de género” a los que ellas muchas veces renuncian tácita o explícitamente u otras veces abusan de estas normas protectoras.

Hoy hay bandas criminales y de ladrones bien organizadas que realizan butrones y con palancas abren puertas, rejas y ventanas, haciéndose pasar por empleados del gas o del suministro de electricidad. Sucedía también hace cuatro siglos, pues en la Gitanilla, Cervantes nos comenta que “podrían suceder ocasiones donde fuese necesaria la compañía, así para acometer como para defenderse, y que una persona sola no podía hacer grandes presas”.

Hoy día existen, al igual que entonces, miles de “rinconetes y cortadillos”. Los hay en los partidos políticos quienes echan al talego comisiones y mordidas para “asar vacas” so pretexto de afanar euros para su partido. Pedro Rincón, natural de la Fuenfrida, hijo de un ministro de la Santa Cruzada, era bulero y el joven Rincón aprendió del padre el oficio de tal manera que “no daría ventaja en echar las bulas al que más presumiese en ello, pero habiéndome un día aficionado más al dinero de las bulas que a las mismas bulas me abracé con un talego y dí conmigo y con él en Madrid”. Hoy los talegos están en Suiza, Andorra, Rumanía, Isla Man y salen por puertos y autopistas desde Cataluña, Valencia, Madrid, Marbella y Sevilla.

No se venden bulas pero se dan concesiones y se adjudican carreteras, regadíos, cursos de formación, y otras bagatelas. A Rincón le dieron aldabilla y le mosquearon las espaldas; a estos que tenían bula los juzgan y los encarcelan aunque no consiguen del todo recuperar lo afanado. Rincón era hijo de Ministro de la Santa Cruzada y aquí algunos han hecho Cruzadas para saquear las cuentas municipales y regionales de los españoles.
Cortado pensó que “el hurtar era oficio libre, horro de pecho y alcabala y que si se paga, es por junto, dando por fiadores a la garganta y a las espaldas”. No se devolvía lo afanado y con frecuencia se iba a la horca, a galeras o entre rejas. Hoy con lentitud los que afanan el erario público tardan en entrar en prisión y recientemente corren el riesgo de que su patrimonio sea decomisado.

Hoy día el club de afanadores del erario público sale a la búsqueda de la comisión con bendiciones, sin posada cierta ni de asiento porque como dice Monipodio a Rinconete y Cortadillo “así convenía a la salud de todos”. Rinconete que “había andado en el ejercicio de las bulas, sabía algo de buen lenguaje, y dábale gran risa pensar en los vocablos que había oído a Monipodio”. Hoy día también algunos aprovechados usan buena oratoria que choca con eso de “asar una vaca”.

Nosotros no hemos sufrido descuidada justicia pero sí muy lenta en sus procedimientos, dícese que por falta de recursos, pero sí hemos tenido mala academia en la que algunos afiliados a partidos y otras instituciones han aprendido modos perniciosos para nuestra economía pública. Leer las novelas ejemplares de Miguel de Cervantes cuatro siglos más tarde haber sido escritas es un buen ejercicio de solaz patrio a fin de observar que poco hemos cambiado desde aquella picaresca. Con estas líneas contribuyo a reforzar el cariño que en Baena se tiene a Miguel de Cervantes, que se encuentra bien hospedado en todos los idiomas en el amor de Cubillo.

Colodrero Villalobos

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