CARTA AL DIRECTOR PUBLICADA POR MANUEL PIEDRAHITA EN EL DIARIO ‘EL MUNDO’: “EL BELEN DEL REY”

Habló el Rey con fluidez de palabra muy seguro de si mismo en su alocución navideña. Fue muy expresivo en sus gestos y en su mirada, al resaltar algunas frases. Me gustó el contenido pero no pretendo diseccionarlo. Voy a la puesta en escena. Eché en falta el artístico Portal de Belén del Patrimonio Nacional que hemos visto otros años. Me acordé del reciente artículo en estas páginas de José Maria Vaz de Soto donde decía “que cabe mantener, si no la creencia, al menos la tradición de la fiesta cristiana del nacimiento”. A los técnicos televisivos parece que les molesta la imagen de quien habla en solitario más de medio minuto. Lo vemos todos los días pues enseguida acuden a imágenes que se mueven para no aburrirnos, para distraernos ¿y que no nos centremos en las palabras de quien habla?

En la alocución del Rey ocurre todos los años. Pasan de una cámara a otra para huir de lo que consideran un recital monótono, aburrido. Si pudieran intercalarían imágenes minimizando en una esquina la del Rey, como hacen a diario con los redactores. o corresponsales El foco de atención, lo importante, estaba en la alocución del Rey; en sus palabras y en sus gestos. Lo demás son florituras visuales a base de cambios de cámaras con enfoques diferentes. La alocución del presidente alemán, Joachim Gauck, que vi. gracias a mi parabólica, sólo tuvo un enfoque, un mismo plano. Eso sí, la bandera alemana se veía bien y el tradicional abeto.

Me sorprendió de pronto ver al Rey alejado. El plano desde el fondo de la salita de estar donde aparecía un gran sofá de color rojo atrajo la atención del espectador. (Y las bromas posteriores de los tuiteros) Menos mal que fue breve pero lo suficiente para que se viese, ¡oh sorpresa ¡ un Nacimiento muy pequeñito. Como ha dicho en estas páginas Luís Arroyo: “Un belencito portátil, supongo que para contentar a los puristas”. ¿Somos “puristas”, amigo Vaz de Soto, los que aun creemos en las tradiciones al margen de nuestras creencias? ¿Y quienes son los “antipuristas? Quizá Ferrer Molina, también en ‘El Mundo’, tenga la respuesta: “A la izquierda no le gustan los belenes”. Yo creía que esa animadversión, extremada hace unos años, ya había pasado Los belenes no deben tener ideología sobre todo “si hay niños que disfrutan con ello”. Vimos una salita de estar que intentaba trasmitir la sencillez de la casa real, igual o parecida a la de tantos españoles. Pero minimizaron con el casi escondido “belencito” lo que si es habitual en muchas casas españolas: el nacimiento.

 Rey

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