ENTREVISTA CON LA POETA MARÍA ROSAL

“Se mira en el espejo:
No hay ninguna señal de que haya muerto»
María Rosal: “Síntomas de la devastación”

“HACEN FALTA PERSONAS QUE USEN EL CEREBRO PARA PENSAR EN LOS DEMÁS”

F. EXPÓSITO (DIARIO CÓRDOBA). 01/06/2014

La poeta cordobesa María Rosal presentará mañana en Córdoba Al este del andén, dentro del ciclo literario Letras Capitales que promueve el Centro Andaluz de las Letras (CAL). Publicado por la editorial Arcibel, el libro recorre su trayectoria poética a través de algunos de los versos que hoy son difíciles de recuperar por las cortas tiradas de las ediciones. «Arcibel se dirigió a mí y decidimos hacerlo. Son poemas que han gustado y que leo en algún congreso o acto poético», cuenta Rosal.

–¿Hay un hilo que conduzca o una esos poemas de su nuevo poemario?
–Sí, el título es el hilo conductor. Al este del andén , que a todos nos hace recordar la película Al este del Edén, es el hilo que une los poemas, pero también es el título de uno de ellos. Lo que quiero decir es que estamos al este de ninguna parte. Quiero hablar en ese libro, de una manera irónica, lúdica, humorística o seria, del sentimiento de desorientación que podemos tener las personas en una época como la presente.

–Si hubiera un verso para definir su poesía, ¿cuál escogería?
–Al este del andén, que marca perfectamente esa situación, de que queremos estar, queremos ir, queremos llegar, pero quizás tampoco sabemos a dónde.

–¿Cuáles son los grandes temas que aparecen o a los que recurre en sus libros?
–El erotismo es bastante anecdótico y destacaría por encima de ese tema la ironía, el humor, contemplar la vida desde la incredulidad, el dolor, la desesperanza, la indignación, la subversión, la rebeldía. Todo eso está ahí.

–¿Hay etapas claras en su trayectoria poética o es difícil delimitarlas?
–No sabría decir. Me siento más a gusto con los últimos libros que se publican, quizás porque los siento más cercanos. Lo que sí hay en mi poesía es mucha diferencia de tonos. No tiene nada que ver el tono de Tregua con el de Otra vez Bartleby, o con el de Síntomas de la devastación. Son libros que van cambiando según voy viendo la vida o la poesía. Sé que el tono cambia, la visión y la mirada son distintas.

–¿Tonos claros u oscuros?
–Se alternan. Cuando estoy situada en un tono más oscuro, más pesimista, más de visión catastrófica, me llega el cansancio. Cuando tomo la iniciativa de otro libro, surge la ironía, lo humorístico, quizás para compensar, porque la vida es ese juego de claros y sombras.

–¿Con qué libro se quedaría?
–Otra vez Bartleby, porque me dio muchas alegrías y satisfacción. Con Síntomas de la devastación también me sentí bastante identificada. Tregua, que obtuvo el premio Ciudad de Córdoba, fue un libro que me hizo sentir muy bien. Cada libro tiene su momento, su historia y su circunstancia. Lo más importante de mi poesía es que se trata de un sentimiento de búsqueda continua de la expresión poética, la búsqueda de la palabra que pueda expresarme, identificarme, reconocerme.

–¿Palabra cargada de futuro? ¿Tiene sentido decir hoy que la poesía es un arma cargada de futuro?
–La poesía siempre tiene que ser un arma cargada de futuro. Estoy profundamente con la esperanza y la ilusión, y no con el derrotismo. Lo que sí miro es que las situaciones son muy difíciles y hay que mirarlas con ojos críticos. El poeta no puede estar en su torre de marfil, ni al margen. Tiene que situarse en la plaza, con una palabra cargada de futuro.

–¿Qué libro de poesía o qué poeta recomienda siempre?
–Sería muy difícil, pero diría Pablo García Baena. En los últimos meses he estado haciendo un estudio sobre su poesía y he releído a Pablo, con tranquilidad, no he hecho la lectura que va buscando la expresión del maestro, sino que he analizado la obra desde el punto de vista filológico. He vuelto a disfrutar con su poesía.

–¿Para quién escribe el poeta?
–Yo escribo porque es una necesidad. Escribo poesía cuando quiero decir algo. El ensayo es diferente, escribo porque tengo que hacerlo por mi trabajo en la universidad. A la poesía acudo de vez en cuando y porque me apetece, como un lugar en el que me siento a gusto.

–¿Es verdad que en Córdoba hay grandes poetas y menos buenos grandes narradores?
–En absoluto. Los géneros no condicionan a los escritores. Hay muy buenos colegas que se desarrollan muy bien en poesía y otros en la narrativa. No tiene por qué ser superior la poesía a la narrativa o el ensayo. No desprecio ningún género. Todos son válidos.

–¿Qué le parece la trayectoria de Elena Medel y que su último libro esté entre los más vendidos de España?
–Me parece muy bien que los jóvenes avancen y sigan trabajando. En ese terreno siempre aplaudo a la gente que hace bien su trabajo.

–¿Cree que las redes sociales son el gran enemigo del libro?
–No, son aliadas del libro. Estoy a favor de estas nuevas formas de lectura.

–¿En qué trabaja ahora?
–Sigo investigando, escribiendo ensayo. Acabo de publicar en Italia un estudio sobre la obra de Gloria Fuertes y también en Italia saldrá un capítulo de un libro sobre la literatura infantil. Me he ocupado de la obra adulta de Fuertes. Es una poeta muy consciente y he reivindicado su figura.

–¿Y en poesía?
–La poesía llega, se va, aparece. En ese terreno hago lo que hacía Vicente Núñez. Si llega escribimos algún poema. Sigo con la investigación y el ensayo, que te mantiene siempre activa.

–¿Hacen falta poetas en los distintos gobiernos y en los partidos políticos?
–Hacen falta personas que usen el cerebro para pensar en los demás y en cumplir bien su trabajo.

Maria Rosal

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