INAUGURADA LA EXPOSICIÓN DE RAFAEL RUIZ ARJONA

LA ALMEDINA, EXCELSO LUGAR,
por José Javier Rodríguez Alcaide (*)

He gozado al contemplar la exposición de fotografías de Ruiz Arjona con profunda angustia. Aquella angustia, casi desesperación, que de niño sufrí por primera vez al ver el ennegrecido altar mayor de Santa Maria y y no poder traspasar su labrada reja para ayudar a retirar cascotes y descombrar.

La exposición, diseñada por el Grupo Cultural Amador de los Ríos, refleja el desgarre del espíritu de la Almedina de su verdadera carne que está siendo paulatina y con dificultad y a veces sin acierto recuperada. Es más delicado el rostro de aquellos viejos arcos que el de estos que se nos muestran recuperados. Frente a la vieja y desconchada blancura la presente sin alarde y sin brillo recuperada. Pero la vieja y anciana Almedina ayuda a la nueva a caminar hacia la abundancia.

He vuelto a pasar por el arco Oscuro para entrar en la vieja ciudad de Baena y he mirado por el de la Consolación para ser testigo de la majestuosidad perdida del cerro de san Cristóbal. El alma, ante esta exposición, se me quedó extrañada e intentó buscar sus orillas en las derrumbadas capillas como si hubieran sido por mí heredadas.

En las fotografías del amigo de mi niñez queda prendado el desdén que en Baena hubo por su Almedina, que no pudo ser ayudada por Regiones Desvastadas. Cada una de sus fotografías es como vieja cama que no nos deja dormir por mor de aquella nuestra salvajada. Desde ese desdén mi alma voló más lejos hasta la Alta Edad Media en que la noble inteligencia cruzó por los arcos hasta el de Santa Bárbara. Durante mucho tiempo la Almedina yació en la inseguridad y ahora avanza hacia el gozo poco a poco a pesar de los estragos que en sus muros y en su esencia hicieran la brisa y el viento, el frío, la lluvia y el hielo.

Esa fotografías, nuevas y viejas, son semillas esparcidas a voleo para entrar en las conciencias de aquellos que se esconden y están. Vendrán para la Almedina días brillantes que del agua del aljibe del castillo beberán pero que yo, por demasiado viejo y marchito, no podré ver ni alabar.

Los arcos no pueden vocear, torres y muros mudos están, pero mañana serán pregoneros de una nueva y viviente ciudad.

(*) José Javier Rodríguez Alcaide es Hijo Predilecto de Baena y amigo desde la infancia de Rafael Ruiz Arjona.

Nota: En la imagen, Rafael y Carmelo Ruiz Arjona, de la saga de fotógrafos Ruiz, tras la inauguración de la exposición.

Hermanos Ruiz

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