TRES IMÁGENES DE RAFAEL RUIZ ARJONA

TRES IMÁGENES DE RAFAEL RUIZ ARJONA,
por José Javier Rodríguez Alcaide (*)

Cuando he contemplado la fotografía de Rafael Ruiz Arjona, junto a su hermana Josefina y el benjamín Carmelo, en el Boletín número 32 de 12 de marzo del presente año, editado por el Grupo Cultural Amador de los Ríos, me ha dado un vuelco el corazón. Ha sido retrotraerme a los años cuarenta en su inicio y rememorar a Rafael jugando en la calle llana conmigo.

Siempre recordaré su cara mofletuda, su triangular flequillo y el modo tradicional que teníamos de abrocharnos los pantalones a la camisa sujetándolos con tres botones, dos de ellos delanteros. Le recuerdo como buen jugador de tótile y no tan buen jugador de pelota de trapo que confeccionábamos; era buen judío tocando el tambor en una caña y vestido con papel azul de manera artesanal. La familia de Rafael Ruiz Arjona siempre ha estado presente en mi casa por la fotografía que su padre me hiciera para mi Primera Comunión el día 5 de mayo de 1945.

Su casa-taller estaba situada en la calle Llana y hacía esquina con la calle Pedro Gálvez. Cuando contemplo la imagen debo reconocer que el padre de Rafael era un gran artista y un gran retocador de la fotografía para darle la luminosidad y contraste necesario.

No volvía a ver a Rafael desde 1950 hasta 1980. Habían pasado 30 años. Yo marché de Baena a Córdoba y él tuvo la inquietud de reencontrarse conmigo en Madrid al saber que yo había sido Diputado Constituyente y Secretario General Técnico del Ministerio de Agricultura. El Rafael Ruiz Arjona de 1980 era idéntico al que yo conocí en mi niñez. Fuerte de complexión, reposado en su hablar, pulcro en apuntar los mínimos detalles y deseoso de recuperar su infancia en Baena. En esa fecha ya indagaba en la Biblioteca Nacional sobre la Historia de Baena, de la que ha logrado un catálogo de referencias archivísticas, digno de una persona a la que había que otorgarle el premio a la paciencia y a la perseverancia.

Aquel encuentro fue para mí como los ojos del Guadiana de nuestras vidas cuyo flujo se nos ocultó en 1950 y volvió a manar en 1980. Después nos hemos escrito, enviado documentos e incluso recordado nuestros juegos de los que Rafael quiere hacer apología.

Ahora me voy a encontrar con Rafael Ruiz Arjona el domingo 16 de marzo con motivo de su exposición sobre el cenit de Baena, La Almedina. No es un nuevo manantial ni un nacimiento sino un río que desemboca en el mar, sustanciado por un conjunto de fotografías que son el alma de la esencia de Baena. Yo conocí una Almedina lúgubre y destrozada, una Santa María la Mayor sin techumbre y ennegrecida y desde allá arriba un mar de olivos, un mantel de vides, una panera de ocres. Voy a encontrar a un Rafael Ruiz Arjona que desemboca en el océano de su niñez, trayendo a la mía el recuerdo de pobreza y tragedia pero al mismo tiempo el misterio que para mí siempre tuvo la Almedina, la ciudad cumbre de Baena.

Se nos apagan nuestras vidas, la mía y la suya, pero antes de que se consuma su cera quiere dejarnos su luz en estampas que nos hagan ir hacia el cielo; ese cielo tan limpio y azul que desde su Almedina contempla Baena.

(*) José Javier Rodríguez Alcaide es Hijo Predilecto de Baena.

Nota: La imagen fue tomada por el padre de Rafael Ruiz y muestra a José Javier Rodríguez Alcaide, en una fotografía con motivo de su primera comunión en 1945.

Comunion

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