Reproducimos a continuación el artículo que publica hoy nuestro compañero Manuel Piedrahita en Diario Córdoba sobre la feria del aceite fresco de Cabra, una magnífica iniciativa que lleva a cabo el municipio de la denominación de origen Baena:

FRESCO Y VIRGINAL
Me refiero al aceite fresco de la Cooperativa de Cabra que caté, degusté y engullí durante la inauguración de la II Fiesta del Aceite Fresco. El alcalde, don Fernando Priego, bajo una monumental prensa de viga, tesoro ancestral que no tiene precio, aludió en el Museo del Aceite a los objetivos primordiales de la fiesta. La cocina popular, el turismo, el mundo agrícola; todo un conglomerado expuesto en el recinto del Molino Viejo, para orgullo del buen hacer de Cabra. Hasta un concejal de Agricultura y Turismo, don Francisco Casas, cuenta el Ayuntamiento. Y delante de su fachada, un olivo «perenne» para todas las estaciones que yo lo percibo como el árbol de Navidad de Cabra. Una joya viva como las que pude apreciar en la joyería participante, junto a otras 14 empresas, imitando aceitunitas o ramitas de olivo de oro y plata. Elogio al espíritu empresarial de Cabra, y en especial a doña Dolores Gutiérrez, presidenta de AECA. No podía faltar la colaboración de la Diputación, representada por don Manuel Gutiérrez. Y tampoco faltó la Asociación Subbética Ecológica con el aceite difícil de imitar de Antonio Zafra y las naranjas que adquirí en su estand, para recordar lo que decía mi abuelo a los nietos mientras degustaba este fruto rociado con aceite: «Esto lo come a diario el rey de Inglaterra». Los niños de Cabra, quizás confundidos con tanta propaganda sobre alimentos, han centrado su atención en el olivo con sus dibujos expuestos en el Molino de Juan Cobos. Hay que felicitarlo por conservar esta maravilla del buen gusto.