APOYOS A LA CALLE DE ALFONSO TORRICO LOMEÑA

JULIO R. FERNÁNDEZ: «PROPONGO QUE LA CALLE RECOLETOS SE LLAME ALFONSO TORRICO»

Esto de poner nombre a las calles, parece ser que es un poco complicado. El otro día cierta junta de distrito de un barrio sevillano se negó a rotular una calle con el nombre de un colegio vinculado a una institución católica de larga trayectoria que imparte clases de formación profesional en un barrio obrero y cuyos alumnos son mayoritariamente hijos de obreros. Este centro hace 24 años estaba adscrito a un instituto público del que entonces era director. Conozco la obra realizada por dicha institución y no acierto a comprender ciertos posicionamientos.

Otro caso, que no acierto a comprender, es que en mi pueblo se rotule con el nombre de Amador de los Ríos una calle y una plaza. Con una calle es más que suficiente. Pienso, que si Amador de los Ríos viviera enviaría una contundente carta de queja al Alcalde por haber quitado el nombre de Clemente Valverde, héroe de la guerra de Marruecos en tiempos de Primo de Rivera, conviene recordar que dicha plaza antes estuvo dedicada a la Virgen del Rosario.
Menos mal que no se ha suprimido la denominación de Enrique de las Morenas, que rotula la histórica calle de la Estrella. El capitán Enrique de las Morenas estuvo, hasta su muerte, al frente de un grupo reducido de valientes soldados que mantuvieron bien alto el nombre de España en el poblado filipino de Baler durante la guerra de 1898.

En Baena hay otros héroes, muchos de ellos anónimos, que han procurado pasar por este mundo haciendo el bien a los demás, uno de ellos fue un niño de la guerra. Digo bien, un niño que quedó huérfano en la guerra civil española, no fue de los que fueron exiliados a México o a Rusia, sino de los que se criaron en su pueblo, en un pueblo roto por la guerra en el que había muchas heridas por cerrar. Este niño perteneció a una generación que antepuso el ser de Baena a otras cuestiones, y que no guardó ningún tipo de rencor. Lo conocí personalmente en Madrid en 1980, ciudad en la que yo realizaba el servicio militar en la Escuela Politécnica Superior del Ejército. A unos diez minutos andando de dicha escuela vivían unos amigos de mis padres, Juan y Julia, y muchos domingos me invitaban a comer. Uno de estos domingos conocí a su hermano Alfonso, y me llamó la atención su sencillez y simpatía.

Alfonso ya era hijo predilecto de Baena, tras una campaña de recogida de firmas que tuvo lugar en 1973, si no me falla la memoria, y que fue respaldada por muchos baenenses de diversa clase y condición. Tras su muerte el Grupo Cultural Amador de los Ríos también ha recogido mil ciento veinticinco firmas para que el Ayuntamiento de Baena le dedique una calle. Estoy seguro de que si Alfonso viviera, pediría que se frenase dicha petición, era un hombre discreto y que vivió con sencillez y sin alaracas. Podría extenderme un poco más, pero creo que no es necesario.
En Baena hay una calle céntrica, peatonal, a la que llaman Recoletos, conozco el motivo por el que se puso este nombre que recuerda a una calle de Madrid y tal vez sea mejor no explicarlo. Propongo desde estas líneas que dicha calle se rotule ALFONSO TORRICO LOMEÑA. En esta calle tuvo su segunda residencia su hermano, mi amigo Juan Torrico.

Al callejero de Baena le sobran nombres que no tienen nada que ver ni con sus gentes ni con su historia, y que podrían rotular cualquier calle de cualquier polígono industrial de cualquier ciudad. Incluyamos a los hijos predilectos de Baena en nuestro callejero y a otros hombres y mujeres que, sin serlo oficialmente, se desvivieron porque la población de Baena mejorase su calidad de vida, su educación, sus fiestas populares, etc.

El callejero también tiene otras deudas, no hay ninguna calle dedicada a Nuestro Padre Jesús Nazareno ni a la Virgen de la Soledad, por citar sólo a dos imágenes señeras y centenarias de nuestra Semana Santa, de esa Semana Mayor de Baena que tanto nos enorgullece a todos los baenenses, y de la que se conservan varias películas en super 8 que rodó en los años sesenta y setenta, del pasado siglo, un “hermano de acera” llamado Alfonso Torrico Lomeña.

Julio R. Fernández García es profesor titular de Universidad de Matemática Aplicada de la Universidad de Sevilla.

NOTA: En la imagen, familiares y amigos de Alfonso Torrico en la presentación de su libro sobre la Segunda República en el Convento de Madre de Dios.

Libro A Torrico L

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