FERNANDO VÁZQUEZ OCAÑA, EN EL RECUERDO

Tal día como hoy de 1966 fallecía el periodista Fernando Vázquez Ocaña tras 26 años en su exilio mexicano. Considerado como uno de los grandes periodistas cordobeses de la primera mitad del siglo XX, fue destacado escritor y poeta del que han quedado muy pocas composiciones. Con motivo de esta efemérides, recuperamos una de sus olvidadas poesías publicadas en 1928 en el Diario Liberal. El poeta cuenta una aventura amorosa de su juventud en Baena, con un estilo grácil, bajo las influencias de la poesía de la generación del 27, cuando aún no se hablaba de generación.

ROMANCE DE LA SEÑORA DE TRASCASTILLO
A Eduardo Baro, maestro y amigo

Que a mí me quería por niño
la señora, la señora
aquella del Trascastillo.
era una palma real
y su palabra era un libro:
-Niño, tus quince años son
como catorce potrillos,
y yo les paso las manos
igual que si fueran míos.
El quince, vivo y valiente,
el quince es un lebral fino.
Yo no sé si te quería,
señora del Trascastillo,
pero sueños que ensoñaba
olían como tú a membrillo.
Porque me dio un reloj de hombre
con su cadena de arillos,
le merqué medias de seda,
Tejidas con calofríos.
Noche del señor San Juan,
cantaba el campo encendido,
como una fragua de cobre,
llena de flores y gritos.
Vino a mí, torre adornada,
vino a mí Doña Suspiros.
-Medias así solamente
las regalan los maridos.
Luceros quisiera yo
que tus ojos son malignos.
Los montes del Minguillar
bailaban un fandanguillo,
luces de los trenes eran
las cintas de los palillos.
Junto a las cercas nevaban
almas blancas los celindos.

La señora me dio un beso,
dióme un beso y dijo: Niño…
Y el viento de sus temblores
levantó el mar de los míos.
Jaula de carne, sus dedos
a mi cabeza han prendido,
y sus faldas al reclamo
se abrieron de mis sentidos.
Rosas redondas, de luna,
brazos en cruz me ha ofrecido,
y eran pájaros de mar
con el plumón duro y tibio,
Gaviotas en oleaje
las que yo mordía sus picos.

Abejas locas soltabas,
boquita del Trascastillo.
Nochecita sanjuanera,
buen trigo para mis bríos
de molinero de gozos,
gran molienda de suspiros.
Señora, señora seria,
paloma real, voz de libro.
En el vientre de la noche
un gallo seis blancos hizo.
¡Tantos como arrepentida
quedó de llamarme niño!

Ya no tengo quince años,
florecillas de celindo.
Ahora soy hombre formal;
tengo treinta y seis cumplidos.
y he rodado de este mundo,
por todos los caminitos,
caminos donde dejé
señora del Trascastillo,
entre cuerdas de guitarra,
sueños y coplas de vino.
Pero por mi mal quisiera
vivir sobre lo vivido
y que una señora seria
volviera a llamarme niño…

La influencia de poetas como García Lorca aparece en este texto, que luego continuará en poemas publicados durante estas fechas. Estamos ante un periodista que se sentía poeta, que llegó a recopilar una colección de poemas al que puso por título “Sierra Morena”, pero que no se publicó y no se conservó. En su etapa como diputado era habitual que durante las largas sesiones compusiera en los folios del Congreso versos para liberar su creatividad. Pero del verso no se vivía y ante la abundante prole que ya tenía, se multiplicaba para tratar de llevar dinero a casa. Pese a su enorme actividad intelectual, hubo días de escasez como era habitual en muchos periodistas de la época. Un 29 de septiembre de 1966 fallecía Fernando Vázquez Ocaña en México DF.

Comentario: F. Expósito.

En la imagen, un joven Fernando Vázquez Ocaña, junto a su mujer María Jiménez y su primera hija, en una fotografía de los años veinte del pasado siglo.

F Vazquez en el recuerdo

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